Quebradero

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¿Un INE a modo?

Por Javier Solórzano Zinser

El Presidente sigue sin engañar. Desde sus tiempos de dirigente, Jefe de Gobierno y de candidato mencionó que el INE no era democrático y que había que cambiarlo.

Como mandatario lo ha reiterado. La confrontación que tiene con el instituto pasa por ahí. López Obrador ha encontrado en la revocación de mandato otro elemento para arremeter contra el INE.

Pareciera que poco importa lo que ha venido pasando con la consulta, lo que prevalece es la opinión del Presidente sin importar que muchos de sus dichos no tengan que ver con el estado real de las cosas.

Argumentar que el instituto no ha querido instalar un mayor número de casillas para la revocación no tiene que ver con la forma en que son las cosas. Fueron el Gobierno y Morena en el Legislativo que se opusieron a incrementar el presupuesto del INE para poder tener la cobertura que se pretendía. El comunicado de Hacienda para informar sobre la negativa a la solicitud fue, para decir lo menos, irrespetuosa.

Sin embargo, el INE va a alcanzar la cobertura nacional, lo que le va a dar la necesaria legitimidad al proceso. Quien decida participar quizá tenga que caminar un poco más de lo que regularmente lo hace en procesos electorales federales.

Algo parecido sucede con el tema de la propaganda sobre la consulta. Lo que está haciendo el instituto no es llevar las cosas a los terrenos de la censura o limitar la libertad de expresión, lo que hace es aplicar la ley, la misma que fue aprobada por el Legislativo donde se encontraba Morena.

Si quisieran cambiar las leyes se debe hacer 90 días antes del proceso. Todo lo que se diga pareciera que lo que se busca es encontrar pretextos de crítica y descrédito hacia el INE, al tiempo de crear percepciones de que el instituto no cumple.

Las críticas que se han hecho sobre la forma en que se está organizando la consulta no han tenido fundamento, la cuestión está en que adquieren enorme relevancia por quien lo dice y por quienes apoyan a quien lo dice; hemos insistido en que las mañaneras son el medio y el mensaje.

Lo que queda claro es que con consulta cuestionada o sin ella el Presidente quiere cambiar al INE y los mecanismos bajo los cuales sus funcionarios son elegidos. Quiere cambiar los procesos en fondo y forma y quiere que sean los ciudadanos, el pueblo, quienes dirijan y decidan quiénes deben encabezar el instituto.

La apuesta presidencial es de alto riesgo para el país. Los procesos democráticos nos han costado mucho trabajo porque las elecciones han tenido como una constante la desconfianza, lo cual para revertirla ha costado muy caro.

Las cadenas para generar confianza han costado, pero no se puede soslayar que en los últimos años las elecciones han generado un alto nivel de credibilidad entre la ciudadanía lo que explica, de alguna manera, la reconocida confianza y credibilidad en el INE.

Como fuere, no se ve que estén dadas las condiciones en términos políticos y legislativos para el cambio. El Presidente no va a cejar en su empeño y, para ello, se va a valer de muchas críticas al instituto a las cuales se sumará en primerísimo lugar la perfilada y sus innumerables seguidores.

El riesgo en el que estamos es que se quiera hacer del INE una institución que pierda su autonomía y ausente de profesionalismo. Por más vueltas que se le dé organizar un proceso electoral requiere de expertos y de una representatividad democrática que mientras vivamos bajo el sistema político que tenemos quienes le dan legalidad, entre otros actores, son los cuestionados partidos políticos.

Lo que no podemos hacer es que por los afanes presidenciales descarrilemos nuestros procesos electorales.

RESQUICIOS

La decisión del presidente de El Salvador de meter a la cárcel a todos los Mara Salvatrucha que vea en las calles no nos debe pasar de largo. Una de las razones es que desde la legalidad se está usando la justicia de manera discrecional, la otra es que no descartemos que muchos traten de migrar a nuestro país.