Quebradero

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Sin chistar

Por Javier Solórzano Zinser

La certeza del Presidente en sus proyectos pasa porque cree profundamente en ellos, porque sabe que en su entorno difícilmente alguien se va a oponer y porque tiene claro que si a la oposición no le gusta, le puede pasar por encima.

La legislatura morenista no se atrevió a cuestionar la esencia del presupuesto e hicieron suyo el mandato que impone el Presidente. Trataron de quedar bien con el mandatario pasando a segundo plano sus reflexiones y conocimientos sobre la distribución de los dineros.

Como fin de fiesta, le rindieron tributo en un muy inquietante acto en que quedó claro el culto a la personalidad de los morenistas al tabasqueño.

Repitieron todo aquello de lo cual el país viene huyendo. Regresamos a los tiempos en que los presidentes eran personajes a quienes se les obedecía sin atreverse a cuestionarlos. Mucho de esto tuvo que ver con el voto ciudadano del 2000 y particularmente el del 2018, en que el sufragio se convirtió en un acto de protesta para acabar con el culto a personalidad y concentración del poder.

Las y los legisladores siguen al Presidente sin preguntarse si en lo que hace y dice tiene razón de ser. Nadie puede poner en duda que el presupuesto tenga como un eje la búsqueda de una distribución de la riqueza distinta a la que hemos vivido.

Es necesario, pero debe pasar por procesos de reflexión y revisión de la actual administración a través de un análisis de lo que hasta ahora han sido los programas de gobierno, en cuanto a cobertura, efectividad y futuro.

Hay muchas preguntas sobre lo que está pasando, que más que deban ser vistas como una crítica al gobierno deben revisarse como parte de una efectiva gobernabilidad.

Temas como el presupuesto requieren de un razonamiento por el cual se pudo optar con base en las múltiples reservas que planteó la oposición, en muy poco tiempo nos vamos a dar cuenta que la reducción al presupuesto del INE va a tener un costo altísimo para el país en innumerables sentidos.

Poco les importó. Al final las cosas se hicieron exactamente como lo decidió el Presidente, no se cambió ni una coma, entraron en el terreno del “voy derecho y no me quito”, y lo peor es que ni siquiera se preguntaron sobre el contenido del presupuesto.

Las y los legisladores morenistas se dedicaron a administrar la sesión a sabiendas de que al final le iban a pasar por encima a la oposición, la cual, no se pasa por alto, anda entre perdida, sin ideas y carente de identidad.

Esto último lo tiene claro el Presidente y por ello se permite lanzar puyas, ponerla en evidencia y provocarla. Sabe que no tiene capacidad de respuesta y con eso de que trae en la mira al PRI les manda mensajes sobre lo que significa que no apoyen la Reforma Eléctrica.

Les dice socarronamente que estarán optando por Salinas y como el expresidente sigue siendo el innombrable los priistas entre que se asustan, inquietan y preocupan lo que provoca que en su debilidad duden y se confronten, porque además bien se sabe “tienen cola que les pisen”.

El Presidente sabe que si no mete el acelerador ahora ya no va a tener tiempo para hacerlo. Se va a ir con todo, lo cual nos puede colocar en serios problemas internos. Las cosas se van a agudizar, el Presidente se sabe fortalecido y va a echar a andar todos sus proyectos porque en su bancada nadie lo va a cuestionar; lo que llegue al Legislativo desde Palacio Nacional será aprobado sin chistar.

Tiempos complejos y recios donde parece que razonar y preguntarse las cosas están fuera de lugar. No vaya a ser que veamos a futuro algo así como la publicidad de la película Tiburón 2: “cuando usted pensó que el peligro había pasado…”.

RESQUICIOS.

La SCJN anuló la propuesta de extensión de mandato de dos años de la presidencia de la Corte. A pesar de que Arturo Zaldívar había desechado la propuesta, después de larga controversia, el ministro Fernando Franco fue claro en su proyecto. Se crea un antecedente y suponemos se la pensarán cuando lo quieran volver a hacer.