Quebradero

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EPN, lo que no se vale es que no pase nada

Por Javier Solórzano Zinser

Para López Obrador Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto son asignaturas pendientes. A uno lo tiene sistemáticamente en la mira y parece que lo responsabiliza más por las elecciones del 2006 que por otras razones, mientras que al otro le manda críticas a su gobierno sin personalizarlas.

Otro expresidente que regularmente está en la mira del tabasqueño es Carlos Salinas. Nunca le quita la vista y cada vez que puede le da con todo a quien se conoció y se sigue conociendo como “el villano favorito”.

Mucho se ha escrito y hablado sobre un presunto acuerdo entre Peña Nieto y el Presidente, lo cual ha servido para especular al extremo, no alcanzamos a apreciar indicadores como para asegurar que hay un pacto.

López Obrador ha insistido que no pacta, en este caso pudiera tener algo de razón, porque detrás de su victoria en 2018 estuvo el hartazgo ciudadano y 30 millones de votos, lo que si se podrá decir sobre Peña Nieto es que le dejó la puerta abierta de par en par en todos los sentidos durante todo el proceso electoral.

Se hablan de videos, filtraciones e información confidencial por parte del expresidente que podrían ser usados en contra de López Obrador, pero no vemos indicadores tangibles para hablar de ello.

Si se trataran de videos los que han salido sobre sus hermanos tienen su origen en los tiempos del exgobernador de Chiapas, quien, por cierto, se pasó por alto la ley para ser senador, el cual presumía su cercanía con el tabasqueño con todo y fotos.

En los videos, además de la insolente participación de los hermanos de López Obrador, también estaba como “donador” un personaje que trabajaba en el presente régimen, quien se asegura había alertado al propio Presidente de la difusión de los videos.

Con acuerdos o sin ellos, la FGR echó a andar su maquinaria para informar que Peña Nieto está siendo investigado, no casualmente días después de que el Presidente dijo que iba a preguntar sobre cómo iban los expedientes de los ex. La Fiscalía “autónoma” respondió a los pocos días a la petición presidencial.

Es difícil imaginar que el Presidente no estuviera al tanto de todo esto, él mismo ha reiterado en innumerables ocasiones que desde la Presidencia se conoce todo lo que pasa en el país.

Son ya varias las ocasiones en que desde Palacio Nacional se adelantan a la Fiscalía o que le piden información, petición que se responde no casualmente en el corto plazo.

Como sea, son muchas las razones por las cuales Peña Nieto debiera ser investigado. En asuntos como la Estafa Maestra su nombre aparece por todos lados y es evidente que no todo empieza y termina con Rosario Robles. En la medida en que Rosario permanece en la cárcel va quedando la idea de que está terminando por ser un chivo expiatorio, sin soslayar sus responsabilidades.

Es amplia y larga la suma de asuntos cargados de irregularidades y hechos de corrupción a lo largo del pasado sexenio. Aquella máxima de que “roban, pero saben cómo hacerlo” terminó en roban y roban.

A Peña Nieto lo están investigando por irregularidades e ilegalidades en su sexenio y después de él. La presente administración tenía desde hace tiempo mucho parque que no quiso usar por las razones que se quiera, nunca le entró de lleno a temas como la Estafa Maestra cuando las investigaciones periodísticas materialmente les pusieron la mesa.

Peña Nieto es un personaje con poca credibilidad. Si parecía intocable, la Fiscalía, por ende el Presidente, le ha mandado un claro mensaje. Lo que habrá que ver si estamos ante un acto electorero, Edomex, un distractor, o algo que pronto sabremos.

Lo que no se vale es que no pase nada.

RESQUICIOS

A la SEP le convendría que su titular se fuera de candidata al Edomex. La educación pasa por un desdén que incluye presupuesto y la falta de atención al proceso educativo. Como todo parece estar definido la cuestión es cuándo y algo más delicado, quién la sustituirá.