Por Rafael Arias Hernández
Inocultable crisis económica, presente y en aumento. Crecen los precios, los salarios pierden capacidad de compra, los recursos públicos disminuyen y dejan de atenderse, bien y a tiempo, más y más necesidades.
La recesión se hace presente. “Cae -0.2% economía en mayo, mayor a lo previsto. El Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) se redujo de 1.8% en abril, a 1.3% en mayo, a tasa anual; por una caída en los servicios y debilidad de la industria, informó INEGI…. La actividad económica de México podría verse aún más afectada en el segundo semestre por la desaceleración en la demanda estadounidense a raíz del freno que está impulsando la Reserva Federal con alzas bruscas en la tasa de interés.” (Arena Pública.250722)
Con la conocida evidencia, es que los gobiernos no pueden solos, ni aislados; y también que la población paga las consecuencias, que y las mayorías son las que padecen más y más limitaciones y sacrificios. La situación se complica en demasiados frentes, de la vida cotidiana. A la inocultable inseguridad creciente, se agregan entre otras, las limitaciones e insuficiencias del sector salud, la burocratizada y lenta actividad educativa oficial, la desatendida y minimizada acción ecológica y ambiental institucional y, desde luego, la crisis económica del país se complica con una inflación en aumento, retroalimentada desde el exterior; y retroalimentadas en aspectos tan importantes como desempleo y subempleo, bajos salarios y contadas prestaciones, informalidad, dependencia tecnológica y poca o nula capacitación laboral, falta de oportunidades y estímulos empresariales, y muchas otras limitaciones más.
En todo caso, frente a estas y muchas otras situaciones actuales, es seguro que hay y habrá una respuesta de la población. Hoy, como ayer y como siempre, los mexicanos encontraremos la forma de enfrentar condiciones y limitaciones.
Importante tener siempre presente que la población es, origen y destino de la organización y movilización individual, social y gubernamental.
Tiempos de objetividad y efectividad, de pensar y hacer frente a una realidad, cada vez más difícil y compleja, que se debe superar. Nada fácil cuando se vive, una cada vez más intensa actividad política y de pretensión electoral, acentuada por el adelanto de las expectativas de sucesión gubernamental, en todos los ámbitos. Entretenimiento y distracción, posponen la necesaria y eficaz atención.
De cualquier forma y ante la magnitud y dificultad de los problemas actuales. Todo indica, que ha llegado la hora de unir esfuerzos y preferencias, y de superar enfrentamientos y diferencias. Dentro de las libertades y derechos de todos, vale la pena advertir y resaltar, que es hora de dialogar y debatir, de confrontar ideas y propuestas, para asegurar soluciones y buenas respuestas. Bien se sabe, que los problemas no se resuelven solos, por milagro o en automático. Los problemas exigen atención y solución, previsión y conocimiento.
Imprescindible más y mejor participación ciudadana y social. Para ello, preciso empezar por informarse y comunicarse, para analizar y definir todo asunto público, así como actualizarse y hablar con la verdad, al identificar causas y razones, de las adversas condiciones del hoy y del mañana. Primordial la transparencia, el acceso a la información, la rendición de cuentas y la fiscalización permanentes, sobre todo para reconocer el buen trabajo realizado y sus logros, así como, al mismo tiempo tener presente, errores, perdidas y retrocesos. Reconocer oportunidades y ventajas, señalar peligros y pérdidas, y evitar errores y retrocesos.
Presentes y futuras generaciones exigen se respete su existencia y expresan su ansia de vivir, de satisfacer sus necesidades, de desarrollarse y realizarse como seres humanos.
Causas y razones, consecuencias y alcances, lo perciben, lo viven y padecen con claridad e intensidad, cada vez más y más mujeres y hombres, jóvenes y adultos. Por eso a la posibilidad, convertida en realidad impuesta y padecida, de limitaciones y sacrificios interminables, las mayorías y minorías se hacen presentes, la cuestionan y no la aceptan.
Es más, frente a la adversidad y falta creciente de oportunidades, los jóvenes de ayer, de hoy y de siempre, se rebelan y rechazan su pérdida de presente y negación de un mejor futuro.
Inevitables surgen las preguntas y cuestionamientos: ¿Qué hacer al respecto? ¿Ignorar y negar lo que perjudica y afecta? ¿Cuál es el límite de resistencia y supervivencia, con crecientes carencias, privaciones y sacrificios sociales?
Hoy se determina el mañana; la realidad exige concretar y reducir, el dicho al hecho. Preciso entender que presente negado, futuro cancelado.
Las oportunidades se encuentran o construyen, se utilizan o desaprovechan, parcial o totalmente.
El cambio se hace presente, por mucho que dure lo contrario, su opuesto: lo mismo o la inmovilidad. Perjudicial seguir en “más de lo mismo”.
Ante los innumerables problemas que nos aquejan, y la complejidad y dificultad de la problemática presente. Ante retos y objetivos identificados, definidos y establecidos. No hay duda de que se deben tomar decisiones sustentadas, con preparación, capacidad y conocimiento, para llevar a cabo acciones, individuales y colectivas, gubernamentales y sociales.
Tiempos de Participación oportuna, responsable y efectiva. No a la improvisación ni a las ocurrencias.
Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,
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