Quebradero

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Los suyos, las cuotas y las y los otros

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

No necesariamente quienes han sido presentados como parte de los equipos de las candidatas terminarán en el gobierno, sin importar quién gane las elecciones.

En otros tiempos, quienes aparecían con bombo y platillo con el candidato se sabía que eran personajes que al mismo tiempo pasaban por los terrenos de las cuotas partidistas y por aquellos que se sabía formarían parte del gabinete por su cercanía con el candidato.

Quizá las formas no han cambiado mucho en relación a años anteriores. No se sabe por ahora si esos personajes se mantendrán en los ánimos de la futura gobernante. En las campañas pasan muchas cosas y suele suceder que muchos caen en el camino.

Lo que va quedando claro es que no hay muchas caras nuevas. López Obrador hace seis años colocó en su equipo a personajes diversos, se llegó a pensar que con ellos gobernaría y que no eran sólo parte del decorado de su campaña. Al final, muchos de ellos terminaron por ser sólo una cara con la que se buscaba persuadir a los votantes y a la opinión pública.

Las condiciones bajo las cuales estaba el país le permitieron a López Obrador una capacidad de maniobra que difícilmente se va a repetir, incluso ante la eventual victoria de Claudia Sheinbaum. La exjefa de Gobierno va a tener que trabajar, porque le va a tocar pagar la cuota del desgaste del Presidente.

Todos los factores que se conjuntaron en 2018 no se van a repetir. La sociedad le dio un gran apoyo al ahora Presidente ante el hartazgo y descrédito de gobiernos del PRI y PAN y las virtudes del tabasqueño, lo cual pasó también por apoyar a un hombre que había intentado en dos ocasiones ser Presidente.

Como fuere, los equipos de las candidatas perfilan lo que quieren hacer ver de lo que será su gobierno. Cumplen con unos y otros. El problema que enfrentan es que, obviamente, tienen que ceder para poder cumplir las cuotas que son un componente que les permiten alcanzar sus candidaturas.

Las dos candidatas están sometidas a un toma y daca respecto a la formación de sus equipos. Claudia Sheinbaum ha insistido en que seguirá en buena medida los derroteros del Gobierno de López Obrador. Sin embargo, van varias ocasiones en que habla de la continuidad de la 4T, pero con transformación y cambio.

Tiene lógica que lo haga, lo que tendremos que esperar es que lo haga en caso de que gane. Sigue siendo un enigma hasta dónde realmente está actuando con capacidad de maniobra real o si de alguna manera sigue bajo los designios del inquilino de Palacio Nacional, por más que éste asegure que ya entregó el bastón con todo y mando.

Claudia Sheinbaum tendrá que tomar inevitable distancia con el Presidente. No hacerlo va a crear la idea de que en caso de que gane será una extensión del Presidente y no será la presidenta.

Xóchitl Gálvez anda por otros derroteros, pero menos apuntalada. Su equipo muestra una buena dosis de cuotas. Tiene en su contra el hecho de que detrás de ella no está el aparato de gobierno y más bien ese aparato se mueve en su contra, como se hacía a la vieja usanza. En su equipo hay personajes cercanos pasando por sus hijos, pero ella sabe que todo es un enigma, porque cuando avancen los escenarios no queda claro de qué lado se van a terminar por acomodar.

Son apenas los prolegómenos. Sin embargo, ya se vislumbra lo que se viene. En el caso de Claudia por ahí hay una mano que cuando algo no le parezca pegará en la mesa. En el caso de Xóchitl, la mala marca PRI y PAN le acecha y le acechará y, con ello, personajes cuestionables.

Lo que es un hecho es que cuando se habla de políticos reciclados y bandazos vale la pena ver hacia los dos lados no sólo a uno.

RESQUICIOS.

Sobre advertencia no hay engaño. Trump ha dicho que si gana en 2024 establecerá un día una dictadura para cerrar las fronteras. Hablamos de un personaje que no deja de atacar a los mexicanos en EU y que en estos años no se le ha querido molestar, porque además “no me quiero pelear y es un buen amigo”.