Parque Juárez

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Se le acabó el amor por Cuitláhuac

 

Por Mónica Camarena Crespo

 

El ánimo del presidente ya no es el mismo a raíz del escándalo de la Casa Gris y la exhibición de los lujos con los que vive su hijo mayor y que contradicen el discurso de la austeridad con la que AMLO logró convencer a más de 30 millones en 2018.

 

Quienes tienen acceso a las pláticas de miembros del gabinete comentan que el presidente cambió radicalmente su perspectiva y el ánimo positivo que traía a pesar de los errores y equivocaciones se esfumó.

 

El presidente lo que menos quiere ahora son más escándalos y señalamientos negativos hacia su gobierno, entre más se acerca el 2024 y en medio de una cuestionada revocación de mandato.

 

Por ello se entiende la frialdad con la que trato al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez en su última gira a Veracruz, específicamente el pasado 18 de marzo en Minatitlán.

 

En el acto que encabezó el presidente ya no hubo el mínimo halago al gobernador de Veracruz, como lo había venido haciendo cada vez que ha visitado la entidad; se acabó el “apapacho” a Cuitláhuac, fueron notorios los gestos de un AMLO descompuesto por dentro y que pareciera alejarse de aquellos que solo le acarrean problemas.

 

No es para menos, el gobernador morenista de Veracruz cayo en el juego sucio de la política y el poder que lo mareo como a todo principiante. García Jiménez se ha convertido en una piedra en el zapato a partir de su empecinamiento por encarcelar “a la mala” a opositores y enemigos.

 

Cuitláhuac ha “pisoteado” las leyes y ha creado un caos público e interno en su partido y el gobierno en el poder; su nombre es motivo de escarnio, crítica y rechazo a nivel nacional, incluso a punto de desbancar a Cuauhtémoc Blanco el gobernador futbolista de Morelos, y eso ya es decir mucho.

 

Tal vez por ello al presidente se le acabó el amor por Cuitláhuac y ha decidido irse alejando; evitar defenderlo y hasta cambiar la estrategia para Veracruz rumbo al 2024.

 

Lo único cierto es que la frialdad de un presidente hacia un gobernador es muy mal presagio, sino que Cuitláhuac haga una llamada al reclusorio norte y le pregunte a un preso, cuando poco antes de pedir licencia como gobernador, el entonces presidente de México, Enrique Peña le negó la sonrisa y la acostumbrada palmada en la espalda.

 

@monicamarena