Piden réplica académicos de Investigaciones Lingüísticas UV: acusan a sus compañeros de intentar «descarrillar» su propio proyecto académico

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Académicos del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana solicitaron derecho de réplica a la carta que la semana pasada difundieron otros profesores de la misma institución, quienes denunciaron la creación de un nuevo Centro de Investigación que absorbería plazas y presupuesto de esta entidad académica, lo cual, a su consideración, fue realizado en un proceso pleno de irregularidades.

En esa carta, dirigida a las autoridades universitarias, los 13 catedráticos integrantes de la Junta Académica del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) afirmaron que la creación de un nuevo Centro de Investigaciones junto con otros catedráticos podría tener consecuencias presupuestales, en sus espacios físicos y en la pérdida de plazas vacantes.

Consideraron que la anterior directora del IIL-L, Estela Castillo Hernández, “pervirtió su encomienda de velar por los intereses tanto del Instituto, como de sus Posgrados, en aras de un proyecto personal, organizado en secrecía desde el Instituto durante varios meses en colaboración con otros integrantes del IIL-L”.

En respuesta, la aludida y el grupo de académicos que participan en el proyecto “Humanidades ambientales, artes y literatura” solicitaron derecho de réplica para exponer su punto de vista sobre los señalamientos, mismos que, aseguran pretenden “descarrilar” el nuevo ente académico, generar “un clima de incertidumbre” e “invisibilizar nuestro trabajo académico”.

A continuación, se publica íntegra la carta de réplica:

 

Desde el diez de marzo anterior, ha circulado en redes sociales una carta abierta firmada por 13 investigadores y tres representantes de la comunidad estudiantil de la Junta Académica del Instituto de Investigaciones Lingüísticos-Literarias, la cual está integrada por 28 miembros, donde los firmantes se abrogan la defensa de un Instituto con una larga tradición, tradición honrosa, en efecto, donde, lamentablemente para ellos, no son los únicos que han contribuido a esa tradición, pues la doctora Estela Castillo Hernández, impunemente vilipendiada junto a nuestro grupo de investigación, sin ningún escrúpulo que detuviera a los firmantes para enviar esa infame carta, también lo han hecho y sin que haya algo que se les pueda reprochar en su actuar. Además, esas 13 personas se asumen como representantes de los intereses del Instituto, ignorando toda institucionalidad, como por ejemplo, los acuerdos de Junta Académica del 5 de marzo, donde tres de sus miembros (los doctores Martha Munguía Zatarain, Malva Flores García y Pablo Sol Mora) aceptan formar parte de una terna para la dirección del Instituto, en vista de la renuncia voluntaria de la doctora Estela Castillo a ese cargo presentada desde el 31 de enero, al mismo tiempo que solicitan, fuera de la Junta Académica, se nombre a un Director Provisional, al Dr. José Roberto Cruz Arzabal, quien en la reunión del órgano colegiado se había negado a participar. Posteriormente, publican el documento que informa que el Instituto, es decir ellos, está siendo amenazado, pues cinco académicos del IIL-L, doctores Estela Castillo Hernández, Ángel Fernández Arriola, Leticia Mora Perdomo y las maestras María Leticia Medina Salazar y Azucena del Alba Vásquez Velasco; y cuatro académicos de la Facultad de Letras Españolas, doctores Luis David Meneses Hernández, Magali Velasco Vargas, Saúl Villegas Martínez y maestro Mario Muñoz han hecho una propuesta de trabajo innovadora que no duplica el trabajo que se hace en el Instituto. Los académicos de la Facultad de Letras han fungido y, de aprobarse el proyecto, fungirían como colaboradores, pues su adscripción permanecería en la Facultad de Letras Españolas, como sería el caso también de otros colaboradores que se sumarían al proyecto.

Para respaldar el escrito que han circulado en diferentes redes y periódicos, los firmantes de la carta recabaron firmas fuera de la Junta Académica, llamando a personas en año sabático y a otras que no asistieron a dicha reunión, pasando así por alto la institucionalidad del órgano colegiado que integra a la Junta Académica, a la que dicen, sin embargo, respetar y defender.

Sabemos que no deberíamos hacer caso a un documento que está basado en falsas afirmaciones o rumores, como lo reconoció la doctora Martha Munguía Zatarain en la Junta mencionada; sin embargo, sabemos que callar es reproducir la mentira. A ellos, no obstante, les conviene mantener el rumor y la falsedad para poder sostener acusaciones y exigencias infundadas; calumniar y descarrilar un proyecto en el que hemos trabajado con seriedad, pues creemos en la necesidad de investigación transdisciplinaria que prepare a los alumnos para los retos del siglo XXI y construya nuevos objetos de investigación que respondan a los retos urgentes del presente. Ante estos penosos hechos, informamos a la comunidad universitaria y a la opinión pública que sucesos como éstos son y han sido los que padecemos en el interior de nuestro Instituto.

Por eso hoy, que nos vemos obligados a alzar la voz y responderles, lo denunciamos públicamente por este medio, pues por desgracia dichas acusaciones han sido reiterativas y enraizadas en un supuesto privilegio y monopolio para juzgar lo que vale la pena enseñar, que nadie les ha concedido. Denunciamos el abuso y solicitamos el derecho de réplica, en tanto que es nuestro derecho, y pedimos cesen los hostigamientos y nos respeten como parte de la comunidad universitaria a la que pertenecemos. Con todo respeto, les decimos que no permitiremos que se nos silencie para sostener y defender nuestra postura.

Por todo lo anterior, manifestamos ante la Junta Académica y la opinión pública lo siguiente:

Reconocemos que los estudiantes son los más afectados en situaciones como la presente. Lamentamos que aun estando muy afectados por lo que está pasado, como varios de ellos nos han expresado, hayan sido presionados para firmar sin consultar a la comunidad que representan. Les reiteramos que no deben preocuparse, pues todos sus trámites están al día. Asimismo, les informamos que el trabajo administrativo que ha sustentado el desarrollo de los posgrados se ha efectuado por varios miembros de nuestro grupo académico a lo largo de los años, desde su inserción por primera vez en el Padrón Nacional de Posgrados; que somos quienes han trabajado a deshoras y sin vacaciones para que los posgrados fueran acreditados y alcanzaran las acreditaciones más altas. Por ejemplo, cuando la Maestría en Literatura Mexicana fue reconocida como posgrado de acreditación internacional. Este posgrado, por cierto, en varias ocasiones intentó cerrarse debido a la miopía de varios de los firmantes del documento al que ahora respondemos. Algunos de esos mismos firmantes clausuraron la revista Texto Crítico, en un deliberado intento de borrar la tradición del Instituto, para crear otro medio que represente al grupo firmante. Por último, cabe aclarar que la tarea de coordinación de posgrado es una labor de verdadero servicio a la Universidad, y que no implica remuneración económica. Pese a ello, en administraciones pasadas, por ejemplo, cuando estuvo al frente de la dirección la Dra. Norma Angélica Cuevas Velasco, sabemos, por las auditorias que nos han hecho, que se ocuparon recursos del presupuesto ordinario y de las cuotas de recuperación de los alumnos para adquirir boletos y realizar viajes onerosos, por parte de algunos de los profesores que firman “la carta” que circula en redes, cuando había una cantidad asignada equitativamente para el núcleo académico básico. Por eso entendemos que ahora se desgarren las vestiduras para cuidar el fondo económico del posgrado y del presupuesto general del Instituto. Les aseguramos que, cuando hemos estado a cargo del posgrado y del Instituto, el uso de los recursos está perfectamente documentado. Jamás hemos abusado de ellos. Se puede verificar fácilmente cómo se han distribuido los recursos y quiénes han sido los más beneficiados.

Con el afán de reestablecer la institucionalidad amenazada por sus rumores, nuestro grupo de trabajo pidió una reunión con el Consejo Técnico del Instituto. Solicitamos que se nos recibiera para plantear nuestro proyecto y responder a sus inquietudes.  Asimismo, solicitamos la presencia del Director General de Investigaciones, Dr. Roberto Zenteno Cuevas, pero los miembros del Consejo Técnico se negaron a recibirnos. No conforme con ello, decidieron enviar esa carta basada en rumores a sus redes, a varios periódicos y a los órganos colegiados de varias entidades de nuestra Universidad, para que los integrantes de sus juntas académicas se pronunciaran contra nuestro proyecto, pese a que dicen no oponerse. Una verdadera campaña negra que es preciso desenmascarar.

Ante esa carta que circula libremente y que no nos extrañaría defendieran en una rueda de prensa, reiteramos: no tiene ninguna representatividad institucional, pues no se generó en el seno de su máximo órgano de autoridad, la Junta Académica, así que no representa más que a los firmantes. Con este hecho, usurpan la autoridad del órgano colegiado que dicen representar y, al mismo tiempo, niegan el derecho de voz de un grupo de esa misma comunidad, llamando hostigamiento a la obligación de presentar un plan de trabajo o de servicio a la comunidad universitaria y con la libertad de hacer acusaciones sin ningún fundamento.

Así, ante la irracionalidad, la soberbia y el despotismo fincado en falsos privilegios, afirmamos de cara a la comunidad nuestro derecho inalienable a un espacio libre de violencia y a la libertad plena para desarrollar proyectos académicos que, en nuestra opinión, consideren el futuro profesional de sus estudiantes, y no sólo el interés de los académicos para seguir ratificando sus privilegios, y con ello, negando toda posibilidad de libertad y respeto al trabajo que cada universitario y persona merece.

Rechazamos, con respeto, pero con toda firmeza, el hostigamiento, la invisibilización y el silencio como forma de negociación para dirimir conflictos, por lo que atenderemos sólo a las vías institucionales y con la presencia de representantes de derechos universitarios. Como académicos nos preocupa que se continúe esta campaña en contra de un proyecto que tenemos todo el derecho de formular, y que, de debatirlo, será en estrictos términos académicos y en las instancias adecuadas.

Una carta fundada en rumores, pues sus firmantes se negaron a conocer la verdad, es una carta que sólo puede hablar de la calidad moral de los que la han firmado y, al mismo tiempo, este documento representa para nosotros un claro hostigamiento, por lo que no debe confundirse con un llamado de alerta para la defensa de un Instituto, pues éste nunca ha sido puesto en duda ni se han solicitado sus recursos financieros ni sus espacios, y tampoco ha sido demeritada su trayectoria. La demeritan conductas como las mostradas. Así, lo que verdaderamente se han propuesto, ante el actual contexto que vive la universidad, es generar un clima de incertidumbre, invisibilizar nuestro trabajo académico y propiciar que el proyecto colectivo Humanidades ambientales, artes y literatura no tenga un espacio de recepción académico adecuado. Al pasar por alto nuestros derechos y aspiraciones profesionales legítimos, al ser atacados y agredidos, se atacan y agreden los principios básicos de la universidad pública. Ese grupo de 13 personas jamás ha sometido al escrutinio público, ya no digamos de la Junta Académica, ningún proyecto suyo.

No aceptamos que se nos denigre y que se desconozca nuestra labor y nuestro empeño. Somos parte viva de la comunidad académica del Instituto y con nuestro trabajo de muchos años hemos colaborado para el engrandecimiento de nuestros programas de posgrado y los fines de la entidad. Un Instituto como el nuestro no son 13 personas, como los que aparecen en la carta, quienes en su mayoría jamás han asumido las labores administrativas que les corresponden y cuando las asumen es para beneficiarse ellos mismos. Se trata de una comunidad en la que han tomado parte muchas generaciones de personas, no sólo académicas y no únicamente estudiantes. Nuestra comunidad también se integra con el personal de apoyo y administrativo y se conforma durante muchos años de trabajo. Lamentamos tener que recordarles que el Instituto no nació con ellos ni gracias a ellos. Hasta este momento, que nosotros sepamos, sigue siendo también nuestro Instituto y, en consecuencia, lo defenderemos para que siga una vida libre de violencia como un espacio para todos, y que no es ni será propiedad de ningún grupo en particular.

Nos parece importante subrayar que las afirmaciones sobre la supuesta secrecía del proyecto son infundadas. Nuestra preocupación por lo que pasaba en el IILL es de varios años, pero fue en el año 2019, cuando visitamos a la Secretaria Académica en ese momento, pues nuestros estudiantes estaban siendo agredidos y personal que trabajaba con nosotros era amenazado para finalmente ser puesto a disposición de la Dirección de personal. En 2024 decidimos iniciar un proyecto que permitiera que jóvenes investigadores y maestros de facultades pudieran incorporarse a un núcleo académico, dar clases, dirigir tesis de posgrado, realizar investigación individual y colectiva, oportunidad que, de otra manera, no fácilmente tendrían y que fortaleciera la enseñanza, la investigación y sus trayectorias profesionales. Sin embargo, como todos los proyectos, el nuestro no posee una realidad hasta que no haya sido aprobado por las instancias oficiales y académicas; por lo tanto, legalmente no existe. Estaremos pendientes de su proceso y de sus resultados, que en su momento los daremos a conocer.

Por último, reiteramos nuestro apoyo irrestricto a nuestra colega, brillante y joven académica, la doctora Estela Castillo Hernández, ante la campaña de desprestigio a su trayectoria, la cual puede ser corroborada por la comunidad y las autoridades universitarias. Se necesita inteligencia, capacidad, empatía, pero sobre todo valor para confrontar las agresiones derivadas de evidenciar las opacidades, omisiones y francas violaciones a la ley por parte de la administración del Instituto, anterior a su gestión.

Hacemos un llamado al diálogo abierto y al respeto mutuo, para superar malentendidos y continuar avanzando en el cumplimiento de la misión y visión del Instituto y, por consiguiente, de la Universidad Veracruzana.

 

Firman: Estela Castillo Hernández, Ángel Fernández Arriola, María Leticia Medina Salazar, Leticia Mora Perdomo y Azucena del Alba Vásquez Velasco