Por Rafael Arias Hernández
Irresponsable ignorar o minimizar el surgimiento y presencia de aumento de los precios de los bienes y servicios. Más, por los enormes perjuicios y pérdidas que ocasiona.
De acuerdo con INEGI y otras fuentes oficiales, en 2021 se alcanzó una inflación promedio superior a 7.5%, que la convierte en una de las más altas en décadas; la subyacente, poco más de 6 %; y la no subyacente superior a 11 %. Con expectativas de aumento para 2022.
Efectos que causan el desajuste entre oferta y demanda; el negativo, nulo o bajo impulso al crecimiento económico; la pérdida en el tipo de cambio; y la persistencia de políticas económicas insuficientes.
Millones y millones de amas de casa y familias completas, a diario prueban y comprueban que lo accesible se encarece, y los que hay no alcanza para comprarlo.
Imposible ocultar, desatender o subestimar el notorio aumento de pobreza, hambre y miseria. De múltiples formas y por muchas partes, se hace sentir el tamaño de los daños y sacrificios que ocasiona a la población, el no atender, atender mal o menospreciar la inflación que se padece y que no se va a resolver en automático.
Para empezar, lo más notorio, es comprobar sus alcances de cobertura e influencia, tanto local y regional, como nacional e internacional.
Comprobar además, que en los hechos, buena parte de las respuestas gubernamentales, son insuficientes, inapropiadas y ajenas a la realidad que se vive; es más, en sus dichos se comprueba también, la persistencia del mismo discurso de “más de lo mismo”, a veces adornado con excesos retóricos y declaraciones prometedoras de resultados que no llegan o que se obtienen por otros medios, como el indiscutible esfuerzo y afán de supervivencia de la población, que persiste en buscar y encontrar alternativas de solución para atender sus necesidades básicas y resolver sus problemas prioritarios.
Con toda razón, la cultura popular, con frecuencia define la política económica de los gobiernos, como el juego de la pirinola, en donde siempre a las mayorías les corresponde: “todos ponen”.
El tema de la inflación es uno de los indiscutibles temas, de necesaria y urgente atención ciudadana, social y gubernamental. Desde siempre se sabe que su tendencia es a empeorar, no se resuelve sola, y exige sustentación, actualización e integración de políticas tanto de gobiernos, como de empresas y de la sociedad en general.
Caro muy caro, resulta ignorar, negar, minimizar y mal atender la inflación.
El tamaño del daño
Ante pocos o nulos resultados positivos, se debe insistir que son inocultables: aumento de precios, pérdida de capacidad de compra, y también, ausencia de políticas gubernamentales efectivas y actuales.
Hoy por hoy, de muchas formas se advierte y alerta, que debe revisarse, en los hechos, el discurso oficial de “vamos bien y viene lo mejor”; y también, en general el mensaje exaltador del “rollo del desarrollo”, la fantasía hipnotizadora de los buenos deseos políticos, y las recurrentes expresiones de mejores intenciones.
Por lo pronto se sabe y comprueba que, la inflación en 2021 ha colocado al país, entre los diez con más alto crecimiento del nivel de precios. Concretamente, en este terreno, México se ha identificado en la séptima posición mundial.
Así, Venezuela llegó a 1,198 % de inflación, Argentina a 50.9%, Turquía a 36.1%, Brasil a 10.1%, Polonia a 8.6%, Rusia a 8.4% y México a 7.4%. Incluso se ha comentado, que EEUU observo 7 % en 2021, considerada la más alta inflación padecida por este país en 40 años. Y por el otro lado, sobresalen como las más bajas, la de Japón 0.6%, Arabia Saudita 1.1%, Suiza y China con 1,5%. Lo importante, es que de muchas formas se alerta y advierte que puede ser no transitoria y que la afectación puede extenderse en muchos países, por varios años. (Yolanda Morales. Eleconomista.commx.130122)
Para otros especialistas, el impacto inflacionario debe analizarse junto con la devaluación que puede acompañar a estos hechos.
Para dar una idea, en un apretado resumen, de acuerdo con INEGI, en los últimos años, México ha llegado a 7.4% en 2021, un 3.15% en 2020, un 2.83 en 2019, un 4.83% en 2018, y un 6.77% en 2017.
Lo que viene, ¿conviene? ¿Aceptamos que estamos en una complicada situación?
De hecho, se padecen crisis acumuladas y profundizadas, interrelacionadas y en aumento. Para empezar, debe tenerse presente que, en el 2020, se reconoció la presencia de la crisis económica heredada, y el efecto de la pandemia, que todo lo complicó.
En fin, urge entender y atender las crisis presentes y crecientes.
-Académico. IIESESUV
@RafaelAriasH
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