50 años sin Rosario
Por Leticia Perlasca Núñez
Mucho se ha escrito acerca de la intensa vida de la gran Rosario Castellanos, una de las pocas escritoras mexicanas del siglo XX que incursionó en los más importantes géneros literarios y que este 7 de agosto cumplió 50 años de haber partido físicamente.
Considero que nunca es tarde para volver a repasar un poco de la vida y obra de esta inolvidable escritora.
Desde pequeña vive en Comitán, Chiapas, donde estudió hasta segundo de secundaria. Regresa a la capital a los dieciséis años e ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras para graduarse de maestra en Filosofía en 1950. Viaja a España y visita algunos países. A su regreso trabaja en el Instituto Mexicano de Ciencias y Arte y dos años después recibe la beca Rockefeller de poesía y ensayo.
Se inició en la literatura como poeta, pero su primer libro fue una novela: Balún Canán que junto conCiudad Real, su primer libro de cuentos y Oficio de Tinieblas, su segunda novela, firman la trilogía indigenista más importante en la narrativa mexicana.
Reunió en 1972 su obra poética en Poesía no eres tú y desde 1950 año que publicó su tesis Sobre cultura femenina la escritora no dejó nunca de incursionar en el ensayo. De toda su obra, incluyendo su único volumen de teatro El eterno femenino, se desprende una clara conciencia del problema que significa, para su autora, la doble condición de ser mujer y mexicana.
Trabajó en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en Ciudad de México, preocupándose de las condiciones de vida de los indígenas y de las mujeres en México.
Dedicada a la docencia y a la promoción de la cultura en diversas instituciones oficiales, en 1971 fue nombrada embajadora en Israel, donde falleció al cabo de tres años, víctima al parecer de un desgraciado accidente doméstico. Ya son 50 años de la partida de la gran escritora.
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