Quebradero

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¿Ya ganó Claudia? No pero…

 

Por Javier Solórzano Zinser

La percepción de una eventual victoria de la candidata del oficialismo tiene su razón de ser. No hay una sola encuesta que coloque un escenario distinto.

En la oposición lo saben. No ha ganado Claudia Sheinbaum pero en Palacio Nacional, en Morena y aliados se da por un hecho, el escenario por ahora les es definitivamente favorables. La propia candidata se encarga de alentarlo, en el “peor de los escenarios tenemos un 20% de ventaja”.

Si en la campaña las cosas no dan un giro significativo no hay manera de que la tendencia favorable hacia la candidata del Presidente sea revertida. Hasta ahora Sheinbaum se ha mantenido en los terrenos de la cautela, en términos beisboleros está jugando con el librito, y si bien se han dado algunos desplantes, algunos de ellos la muestran más que firme intolerante, solamente terminará por tomar riesgos si en algún momento empieza a revertirse su amplia ventaja.

Paradójicamente esto no significa que haya ganado. Son muchas las variables que pueden intervenir. Ha avanzado aún más, porque del boom inicial que produjo la irrupción de Xóchitl Gálvez se pasó a un terreno en donde pareciera que se ha estancado, más allá de los esfuerzos que ella misma hace y de lo que fue su gran discurso de cierre de precampaña.

Ya vendrá el tiempo de las campañas en que se deberá elevar el nivel del debate y esperamos conocer los proyectos de las candidatas. Lo que queda claro es que Claudia Sheinbaum perfila su estrategia bajo las mismas bases del Presidente. Podrá gustar o no, pero es uno de sus grandes bastiones para poder conservar su ventaja.

López Obrador ha sido, es y será hasta el final el gran fiel de la balanza. Su candidata seguramente podrá ganar por lo que se ve de él en ella. Es su extensión en medio de la gran paradoja que hemos vivido en los últimos años en donde tenemos a un Presidente abiertamente popular pero al mismo tiempo un Gobierno evaluado de manera muy desigual.

Está por verse y si al echar a andar proyectos propios y variantes sobre lo que han sido estos años de Gobierno le reditúa positivamente. Es tal el peso del Presidente en amplios sectores de la población que no queda claro lo que pudiera pasar en caso de mover el rumbo en algunas áreas de lo que ha hecho y hace López Obrador.

La oposición anda tras un golpe de suerte. Se la ha pasado esperando que suceda algo desde el principio del sexenio que coloque en evidencia al Presidente, pero a pesar de que hay muchas cosas que tenían y tienen bases para trascender, las secuelas han sido nulas; el Presidente vive bajo el efecto teflón. Algún día llegará la terca realidad, pero no se ve que por ahora vaya a pasar algo distinto de lo que estamos viendo.

No hay personaje en el entorno de López Obrador más identificado con el mandatario que su candidata. Es por ello que fue la ungida y también es lo que le reditúa una de sus grandes ventajas lo cual todo indica le alcanzará hasta el día de las elecciones.

Se habla mucho de que si gana, con la banda puesta las cosas cambian, no hay indicios por ahora de ello por más que se apele a la historia.

La candidata del Presidente no tiene por qué arriesgar más de lo que debe. Lo más que hará será aspirar a más votantes, podría llegar a tener más votos de los que tuvo López Obrador en el 2018 lo que le daría una capacidad de maniobra mayúscula siempre y cuando no interfiera quien es su soporte y mayor apoyo.

No ha ganado Claudia, pero la percepción va siendo una manera de ver las elecciones y en esto también se ve difuminada la oposición.

RESQUICIOS.

Desde Bucareli se dio a conocer una carta que el presidente le mandó a la presidenta de la Corte. En ella le alerta sobre la posible liberación de los militares acusados por el caso Ayotzinapa quienes seguirán su caso bajo prisión domiciliaria. Más allá del evidente sesgo en favor de los soldados, suponemos que no estaban esperando que la ministra interviniera en la autonomía que tienen los jueces, guste o no.