Quebradero

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Atrapados en la inseguridad

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

No se ve por dónde se estén creando bases para cambiar las cosas ante la inseguridad.

La extendida práctica del “derecho de piso” ya de plano está pasando en el mejor de los casos por negociaciones directas para tratar de llegar a acuerdos que permitan que los extorsionados puedan mantener sus negocios o seguir en sus viviendas.

En algunas zonas turísticas de la costa de Guerrero, más allá de Acapulco, las cosas están llegando a límites en que tarde que temprano van explotar como lo que paso en Edomex. Tiene que ver con el hartazgo por la presión de la delincuencia organizada y, sobre todo, porque saben que están desprotegidos.

La reacción empieza a ser parte de una nueva actitud que, por ningún motivo, el Gobierno debe minimizar. Los ciudadanos reaccionan enojados, porque saben que es una forma de sobrevivir y, porque no pueden aguantar todas las presiones a las que se ven sujetos.

Minimizar las cosas no es darle la justa dimensión a lo que pasa. También es tener un diagnóstico equivocado lo que lleva a estrategias contradictorias.

En Tamaulipas y en el Edomex se han presentado hechos brutales. Lo que no se puede negar ante ellos es que existía información e indicios del estado de las cosas.

El secuestro de migrantes no puede verse bajo la óptica de que eran extranjeros. De la confusión inicial de altos funcionarios se terminó dirigiendo la atención hacia que era un acto de extorsión que tenía que ver con familiares de los migrantes en EU. El hecho de que fueran extranjeros no minimiza por ningún motivo lo sucedido, porque están en nuestro territorio y, porque, es la obligación del Gobierno proteger a quienes circulan por el país.

Tampoco cabe hablar de que la principal migración en este momento hacia EU es de ciudadanos extranjeros desde México. Está documentado que está creciendo de nuevo la migración mexicana, la cual cada vez tiene más que ver con problemas de seguridad debido a que las bandas de la delincuencia organizada los presionan, les exigen derecho de piso y los obligan a que trabajen para ellos entre otras razones.

Es un problema mayúsculo el hecho de que se hayan incrementado de manera significativa las solicitudes de refugio de mexicanos en EU, y también lo es el que en nuestro país se estén incrementando estas solicitudes. La política del sexenio en materia de migración ha resultado confusa, contradictoria y no ha logrado atemperar la migración. Se insiste en que se está atacando el problema en sus raíces, pero no se alcanzan a ver resultados concretos.

Uno de los grandes pendientes de López Obrador está en la seguridad. Generó muchas expectativas. Sacó al Ejército y la Marina a las calles, pero en esencia las cosas no cambiaron. La Guardia Nacional ha cumplido parcialmente sus objetivos y no olvidemos que está integrada en un 85% de soldados.

El inicio de año ha sido brutalmente desalentador. Ciudadanos son atacados con drones en medio de la confusión que todavía prevalece. Presumimos que el sacerdote que dio a conocer la información originalmente fue presionado, porque en esencia las cosas de alguna manera son como originalmente las planteó.

La evaluación de la ciudadanía sobre la gestión de López Obrador en seguridad es francamente mala. En lo que va de este inicio de año cerca de 400 personas han sido asesinadas ante un discurso que trata de atemperar y minimizar lo que es una brutal y terca realidad.

Lo desalentador es que no se ve por dónde pueda cambie el estado de las cosas porque no se está teniendo un diagnóstico preciso que lleve a una estrategia diferente.

Gane quien gane va a tener ante sí el tigre en la rifa, por decirlo suavemente y tod@s estaremos en medio de ello.

RESQUICIOS.

Circuló una información en que se adjudica a la nueva ministra una queja por los 93 asuntos que tiene que atender en la Corte. Habrá que recordarle si así fue los 169 asuntos que dejó pendiente el exministro que corrió a ver a la candidata de Morena.