Quebradero

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No bajen la guardia

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Todo apunta a que el Presidente se va a entender por fin con el INE. A lo largo de mucho tiempo se ha vivido bajo una sistemática confrontación entre el Instituto y López Obrador sin que en la mayoría de los casos se hayan escuchado las razones de unos y otros.

Poco o nada han contado las explicaciones que algunos integrantes del Instituto han hecho en temas de la mayor importancia, pero también queda claro que al final no se escuchó la voz de López Obrador por más agresiva que haya sido, sin pasar por alto el intento presidencial por desarmar al INE.

Los “nuevos tiempos” mucho tienen que ver con los cambios en el INE. Algunos de los nuevos consejeros no hablan en voz alta sobre su simpatía con el Presidente, pero hay indicadores de ello. La invitación a Palacio Nacional se debe a que el INE quedó más menos como quería el Presidente.

Como fuere, no se soslaya la importancia del encuentro, pero también abre un conjunto de cuestionamientos que tienen que ver con la eventual simpatía de algunos consejeros hacia el mandatario, lo que se espera no ponga en entredicho al Instituto.

Sería muy desafortunado para el país que tuviéramos un INE a modo del Presidente. A lo largo de muchos años López Obrador se ha encargado de crear en el imaginario colectivo la idea de que el INE es parcial y antidemocrático.

El Instituto, sin duda, merece una crítica sistemática, pero en muchas ocasiones las críticas presidenciales han sido parciales y no ven el todo. Si bien algunas leyes merecen cambiarse, no se puede pasar por alto que fueron propuestas que en muchos casos fueron hechas por él y por los partidos de oposición hace algunos años.

Muchas cosas en el INE deben ser transformadas. Más que problemas de origen, lo que ha vivido y padecido el Instituto es una evolución de nuestra democracia, pero también tiene que ver en todo esto el olvido de los actores políticos que en aquellos años diseñaron el Instituto.

Algunas reformas si bien hoy pueden verse obsoletas, en su momento eran de primera importancia, porque además nos permitieron llegar a acuerdos entre las fuerzas políticas.

El INE está cotidianamente a prueba. El año que entra tenemos la elección más grande de la historia, sensatamente se buscó conjuntar el mayor número de procesos electorales en un solo día.

La beligerancia entre algunos integrantes del Instituto y el Presidente no ayudó a entendimientos, incluso a la posibilidad de transformación del INE. Todo se fue remitiendo a una riña que lo único que hizo fue polarizar en medio de responsabilidades compartidas.

Quisiéramos pensar que estamos en la posibilidad de transitar hacia una nueva dinámica. Sin embargo, algunas decisiones que ha venido tomando el INE respecto a los claros tiempos adelantados por parte de Morena, propuestos por el Presidente, para destapar a su corcholata, han dejado en claro que todo el proceso que se está viviendo en el partido mayoritario pudiera ser pasado por alto por el Instituto, a pesar de la violación a las leyes.

No porque López Obrador asegure que todo está en el marco del derecho significa que lo está. Somos de la idea de que estos procesos deberían ser abiertos y libres, el problema está en que las leyes indican lo contrario. De nuevo se está aplicando aquello de que están haciendo lo que dijeron que nunca harían.

Con cierto cuidado el INE ha mandado recomendaciones al Presidente y a su partido, pero cada vez hay más indicios que muchas de las observaciones pueden acabar como los llamados a misa.

En el INE deben hacer valer su autonomía y recordar que si bajan la guardia le bajan la guardia a la sociedad y a la democracia.

RESQUICIOS.

El nombramiento de Alicia Bárcena en la Cancillería es una gran decisión. La muy destacada diplomática va a enfrentar los vaivenes que todas las mañanas salen de Palacio Nacional. Lo importante será tener una comunicación directa con el Presidente que le permita desarrollar sus evidentes virtudes y no tener que andar de apagafuegos.