Quebradero

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La corcholatiza

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Por ahora el Presidente y su partido están logrando que pareciera que la elección del 2024 sólo tiene a Morena, a sus corcholatas y a los que se han ido uniendo.

En algún sentido se está creando la idea de que la elección del año que entra tiene como eje casi único a quienes estarán el próximo domingo en el consejo del partido del Presidente.

A las cuatro corcholatas, que pareciera que empiezan a ser dos, se ha unido Gerardo Fernández Noroña que lleva ya varios meses anunciando su aspiración de ser candidato de la “izquierda”. Estos días ha aparecido Manuel Velasco, aquel que quiso ser gobernador y senador al mismo tiempo. A ver cómo le hacen en su partido, el Verde, después de que ayer le dieron una recepción, tipo candidata a la Presidencia, a Claudia Sheinbaum, por cierto, el mismo día en que Velasco se empezó a placear.

Si nos atenemos a las señales que mandó el partido que vive acomodándose sexenio tras sexenio, Manuel Velasco, suponemos, que lo único que va a hacer es tratar de salir en la foto, porque de ahí no va a pasar.

En muy poco tiempo sabremos cuáles son sus intenciones. Como están las cosas no hay manera alguna de que pueda ser candidato de Morena y no sólo eso, no vemos cómo este partido pudiera contemplarlo.

A pesar de la insistencia del Presidente de que no va a meter las manos, es claro que lo que está haciendo es diseñar el camino y hacerse a un lado, a sabiendas de que lo que plantee será parte fundamental de la estrategia que Morena dará a conocer el próximo domingo.

Las cosas apuntan a que todo va a terminar en concentrarse en Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Adán Augusto se va perfilando como el personaje que se va a colocar a la espera de lo que suceda con las otras corcholatas. Un rompimiento entre ellas o que particularmente la Jefa de Gobierno no logre despuntar podría ser ocasión para que el Presidente, diga lo que diga, acabe optando por su paisano.

Lo que sí está logrando Morena es concentrar la atención en su elección interna haciendo materialmente a un lado cualquier comentario o aspiración de la oposición. Incluso en términos del análisis y de la atención pública resulta mucho más interesante saber qué va a pasar con las corcholatas, que lo que pueda suceder en cualquier otro ámbito en esta materia.

La oposición sigue sin hacer acuse de recibo que la sacuda, en función de los escenarios y de la atención que provoca Morena. El Presidente les ha pedido a las corcholatas que renuncien, con todo y la reticencia de la Jefa de Gobierno.

López Obrador irá haciendo su parte y se encargará de placearlos y hablar de ellos. Todo indica que vamos a entrar en un toma y daca como el que hemos tenido estas semanas. El Presidente, funcionarios y legisladores hablarán sobre el proceso de Morena sin importar lo que plantea la ley; el TEPJF y el INE tendrán que estar a las vivas ante lo que suceda.

Lo que es un hecho es que el proceso tiene a la oposición aún más bocabajeada. PAN, PRI y PRD han convocado hacia final de mes a una reunión para determinar reglas en que los dirigentes de estos partidos siguen pensando que ellos deben tener el control de la elección, que la única manera en la cual se puede enfrentar a Morena es a través de un proceso de ciudadanización.

Lo que es claro es que Morena por más fuerte que sea, no aguanta divisiones. No falta mucho para saber si le van a sacar o inventar esqueletos en el clóset a Ebrard, empieza a haber indicios de ello. Lo paradójico es que lo relacionan con el PRI y con Salinas, habría que preguntarse quién pasa la prueba del añejo en Morena.

El Presidente ha dado el banderazo y es difícil que no vaya a ser juez y parte.

RESQUICIOS.

El video en que se ve a un grupo de soldados presumiblemente ajusticiando a integrantes de la delincuencia organizada pone de nuevo en evidencia la falta de protocolos y transparencia. De nuevo estamos ante un severo golpe a la estrategia de seguridad y ante la confusión sobre el actuar militar.