Quebradero

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La discusión está en la forma

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

 No vemos motivos para suspender las mañaneras. El Presidente está en todo su derecho de establecer a su manera comunicación con la sociedad. Cuando se acercan las elecciones obligadamente tendrá que ceñirse a la ley.

El debate importante no está en si deben de seguir existiendo. El Presidente ha encontrado en las mañaneras las condiciones para informar, señalar, criticar, crear secciones para “defenderse” y poner en evidencia a “sus críticos”, le da hasta para poner música.

Si al Presidente le dio resultado cuando era jefe de Gobierno de la capital con mayor razón decidió extender el mecanismo para su gobierno. Ensanchar la libertad como forma de vida debe ser una prioridad, la cuestión es preguntarnos qué estamos haciendo con la libertad y sobre todo qué se hace con ella desde el ejercicio del poder.

Es claro que la voz de López Obrador adquiere una gran relevancia y una dimensión expansiva. El Presidente es consciente de ello y explota hasta donde le es posible la mañanera.

El rating pareciera que ha ido disminuyendo, hay elementos en que queda en evidencia que la audiencia va bajando, a pesar del uso que se ha hecho de los medios públicos para ello utilizándolos como si fueran medios de gobierno.

Lo que es un hecho incontrovertible es que, a pesar de esto, las mañaneras en la mayoría de los casos siguen dictando la agenda-país. Podrán estar bajando en audiencia, pero de manera paralela existen mecanismos que tratan a como dé lugar de introducir en el imaginario colectivo muchas de las ideas que se plantean en ellas.

Las mañaneras han sido, son y serán una tribuna imprescindible para el Presidente. Aprovecha cada una de ellas para todo lo que tiene que decir, señalar e incluso lanzar todo lo que se le ocurre.

El debate no está en todo esto, sino en la falta de respuestas de los muchos planteamientos que se le hacen al Presidente, por más que algunos de ellos sean preestablecidos. La cuestión no está en la incuestionable libertad que tiene López Obrador para manifestarse, la cuestión está en que en todos estos años en muy pocas ocasiones ha habido un diálogo que permita cuestionar lo que hace el Presidente en el marco de la libertad de expresión de unos y otros.

A menudo no se responden las preguntas, se cambia el tema o de plano se evaden. Al no existir un mecanismo de diálogo lo que acaba sucediendo es que muchas de las personas que son mencionadas no tengan la oportunidad de dar su opinión o defenderse.

Es claro que el Presidente no actúa de esta manera de forma casual. Lo hace como un acto de gobernabilidad y de plena autoridad para buscar que sus millones de seguidores conozcan lo que piensa y a quienes señala. El INE ha sido un ejemplo de ello, a pesar de que su credibilidad y aceptación siguen siendo altas, es evidente que en algún sentido mermó su imagen. Igual ha venido pasando con el Inai que si bien es un organismo estratégico para el Estado, muchos ciudadanos no lo alcanzan a apreciar del todo a diferencia del INE que con sólo tener la credencial de elector lo logran identificar.

La cuestión es y será el contenido y las formas que se establecen en las mañaneras. Es obvio que no van a cambiar, somos de la idea de que muchos de los señalamientos, críticas e incluso ataques se van a incrementar.

El Presidente, insistimos, está en la plena libertad de hacerlo, pero recordemos que la libertad de expresión no es un concepto absoluto es relativo. En su ejercicio es fundamental escuchar y conocer los puntos de vista de otros y otras; esto todos lo sabemos va de ida y vuelta, pero si alguien debiera poner énfasis en ello es quien dirige al país.

RESQUICIOS.

Se pospuso de nuevo la discusión sobre quitarle atribuciones al TEPJF. Los partidos políticos quieren ser intocados, no quieren ser regidos por ningún tribunal y quieren imponer condiciones. Las democracias del mundo tienen en los tribunales de este tipo parte fundamental de la transparencia y rendición de cuentas.