Quebradero

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¿Popularidad, en transición?

Por Javier Solórzano Zinser

No hay todavía muchos indicios para saber qué tanto le han afectado al Presidente los hechos recientes.

Algunas encuestas lo han colocado por primera vez en un buen tiempo por debajo del 60% de popularidad; sin embargo, también hay otras que lo mantienen por arriba. El valor de las encuestas está en el momento en que se hacen y pueden ser cambiantes en función del tiempo y espacio, casi que de un día a otro.

Es probable que sin importar las innumerables interpretaciones que se den estemos en un momento en donde la popularidad del Presidente esté en transición. A lo largo de su mandato López Obrador ha conservado altos niveles de aceptación y una buena imagen, lo que le ha permitido ejercer el poder como no lo habían hecho otros presidentes, con todo y que tuvieran buenos niveles de aceptación.

La casa de Houston está siendo un elemento importante en la mirada ciudadana. Ayer en El Financiero se presentó una encuesta en donde una mayoría de entrevistados considera que se debe investigar si hay conflicto de interés, a lo que se suma que por un pequeño margen se cree que el asunto ha sido mal manejado. En la encuesta también se da cuenta que un 50% cree que la imagen del Presidente ha sido dañada.

Lo que viene a confirmar la encuesta es que, si bien el Presidente sigue teniendo un alto nivel de aceptación, las críticas a su gobierno han ido creciendo. Los rubros sobre economía, seguridad y en algún sentido la corrupción no están siendo bien evaluados y en buena medida se debe a que la ciudadanía se está viendo afectada en su cotidianidad y no encuentra mejores condiciones de vida, más bien en muchos casos hay un deterioro.

Algunas de las respuestas pasan por una crítica al equipo del Presidente, quien para la mayoría mantiene un halo intocado que pasa todavía por el beneficio de la duda. Sin embargo, el responsable y dueño de la llave de la última puerta es el tabasqueño y al final de su mandato a él le van a pasar la cuenta.

No es el mejor momento para que el Presidente pase por esta presumible transición. Se han abierto diversos frentes que ha llevado a que en ocasiones no tenga el control, lo cual le quita capacidad de maniobra y rumbo de la agenda-país.

El discurso crítico sobre el pasado ha ido perdiendo fuerza, porque si bien a la sociedad le queda claro que es de una enorme complejidad el proceso de cambio, no pasa por alto que el Presidente ya lleva más de tres años en el poder.

La consulta sobre revocación del mandato, con todo y el previsible resultado, puede resultar anticlimática para el Presidente, porque no hay garantía de que haya altos niveles de participación para hacerla vinculante, y pudiera presentarse que diferentes sectores de la sociedad manifiesten su crítica contra el Presidente y su gobierno.

La coyuntura puede ir más allá de lo que el Presidente llama “adversarios,” a los que con razón nunca deja de señalar. López Obrador vive expuesto todas las mañanas, lo que lo coloca con un discurso que en ocasiones suele ser contradictorio y por momentos sin información suficiente. Sorprendió que el lunes no tuviera toda la información de lo sucedido en Michoacán, sobre todo porque tuvo su reunión de las seis de la mañana sobre seguridad.

Sigue siendo un enigma cuáles serán las secuelas de la casa de Houston. Si no se supera el tema, con todo y los raspones, las cosas se pueden complicar, porque sigue sin haber respuesta clara sobre éste y otros hechos de corrupción en su entorno inmediato.

Algo puede estar pasando en la mirada ciudadana hacia el Presidente, veremos.

RESQUICIOS

No es buena idea la cancelación del programa Escuelas de Tiempo Completo. Maestros, estudiantes y padres y madres de familia se habían organizado para que todos trabajaran en horario corrido, ahora resulta que los papás y mamás tienen que recoger a sus hijos más temprano. Las becas no van a resolver la alimentación de los estudiantes, es austeridad y a veces austericidio.