Por Mirtha Luz Pérez Robledo *
En homenaje a Rubén Espinosa Becerril, foto reportero asesinado en 2015.
En solidaridad con los periodistas de México.
En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres. Suetonio.
Libres por la palabra libre. Dr. Belisario Domínguez.
La libertad de expresión es un derecho muy ligado a la libertad de pensamiento y de prensa, es fundamental para ejercer otros derechos y participar activamente en una sociedad y un mundo libre y democrático.
Durante la protesta de los periodistas en el Congreso, el día 15 de febrero de 2022, interrumpieron el sonido de la transmisión en vivo. Este acto del Estado, se llama represión. Este acto del Estado se aúna a la mordaza que desde palacio de gobierno quieren imponer a la prensa. Aunque en el discurso se menciona la protección a periodistas y el tintineo mañanero suena diciendo “nosotros no mandamos matar a nadie” o “no somos represores”, las formas de represión son evidentes.
Se ejerce la violencia verbal contra los que sirven como canal de expresión de la sociedad. Se pregona que se debe dar a conocer la ciudadanía el sueldo de los periodistas, porque nadie debe ganar más que el Presidente. Si el salario viene del erario, quien trabaje más que gane más; ¿trabaja en realidad un presidente?
Es una aberración querer controlar desde el gobierno los ingresos de un ciudadano que trabaja en una empresa independiente.
Y ya que hablamos de salarios de empresas privadas, también hay periodistas que han sido explotados. Recuerdo ahora que se dijo que al fotorreportero Rubén Espinosa sólo le pagaban 10 pesos por fotografía. ¿Cuánto le habrán pagado por esa foto que incomodó al súper protegido exgobernador de Veracruz del sexenio pasado?
Rubén Espinosa fue asesinado en 2015; el gremio de periodistas nunca creyó que la represión y la mordaza se podría poner peor y menos de una manera tan visceral y jerárquica. Hasta el día de hoy, a casi 7 años del asesinato de Rubén Espinosa, la tan cacareada justicia no llega ni para él ni para muchos otros periodistas que han sido violentados. La actitud indolente, indiferente, omisa e irresponsable de los que se ostentan como autoridades que procuran justicia es la misma o tal vez peor que la de la administración anterior.
El Estado no proporciona ni antes ni ahora un ambiente seguro para que los periodistas desempeñen su trabajo, aunque en la Constitución se lee que corresponde al Estado dar seguridad a sus ciudadanos y la Declaración Universal de Derechos Humanos reza que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión e incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, el de difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Antes y ahora México es un país peligroso para el ejercer el periodismo.
*Poeta chiapaneca; madre de la activista Nadia Vera