Quebradero

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Casetas, tráileres y la normal

Por Javier Solórzano Zinser

A pesar de que ha sido manoseada en más de un sentido la investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, por lo que hoy se sabe existe la fundada impresión de que sobre “la noche más triste” se conocen sus aspectos centrales.

A veces pareciera que las autoridades lanzan nuevas hipótesis para buscar darle vuelta al caso con nuevas líneas de investigación; sin embargo, todo indica que el lamentable caso pareciera que se encuentra casi todo sobre la mesa.

No estamos ciertos de que la eventual extradición de Tomás Zerón de Lucio de Israel pueda cambiar las cosas, lo que sí podríamos conocer son detalles que se conocen sobre las presuntas responsabilidades de quien fuera encargado de la investigación en tiempos de Peña Nieto.

Existen videos en que se le ve siendo parte de quienes presionaron y torturaron a los detenidos, los cuales, en muchos casos, siguen sin recibir sentencia porque sus procesos han sido cuestionados debido a las violaciones al mismo.

Lo que no pareciera ser definitivo en el caso es que la repatriación de Tomás Zerón vaya a mostrar líneas diferentes de lo que conocemos. Su detención es sin duda importante, porque conoce detalles que son claves en forma y que pudieran terminar por armar, en la medida de lo posible, el complejo y doloroso rompecabezas.

No somos de la idea de generar una gran expectativa ante su eventual detención. La desesperación, la esperanza y el conocer algo nuevo coloca a Zerón en el centro, pero por el desarrollo mismo de la investigación apunta que el caso se ha ido definiendo.

Es comprensible que el Presidente quiera generar expectativas por la eventual detención de Zerón entre los padres y madres de los estudiantes, pero quizá, insistimos, no vaya a haber mucho más de lo que ya conocemos.

El gobierno se encuentra en una tesitura difícil, porque no ha presentado nuevos elementos que en otro momento prometió. No vaya a ser que el caso Zerón se convierta en algo así como mucho ruido y pocas nueces. De lo que no hay duda es que el exfuncionario tendrá que dar explicaciones y responder por sus actos, los cuales tienen que ver con los videos en que se le aprecia siendo parte de actos de intimidación y tortura a detenidos por el caso de los normalistas desaparecidos y por su confusa presencia en el basurero donde se presume estaban incinerados los estudiantes

Este asunto adquiere enorme relevancia, porque estos actos terminaron por poner en evidencia los juicios. No hay sentencias en muchos casos, porque de nuevo apareció un mal endémico en la justicia mexicana que no nos deja, la ausencia de un debido proceso.

Lo sucedido el fin de semana en la caseta de Palo Blanco de la Autopista del Sol no es otra cosa que un capítulo más de un asunto que se resuelva o no está enquistado y  no se ve cómo pueda destrabarse.

La belicosidad contestataria de la Normal Isidro Burgos está en su historia misma. Lo sucedido en Iguala el 26 de septiembre de 2014 lo que ha venido a hacer es agudizarla. Los normalistas siguen sin encontrar justicia, porque al igual que sus padres han llegado al momento del hartazgo en medio de divisiones internas, de una investigación desaseada, de grupos oportunistas y de la delincuencia organizada, la cual no deja de merodearlos y buscar infiltrarlos; esto último es un asunto que merece atención.

El problema que ya tiene el gobierno es cómo va a actuar cuando tomen las casetas otros grupos defendiendo sus causas como razón de sus actos.

Mientras el caso de los estudiantes desaparecidos no pueda llegar a conclusiones que satisfagan a grupos políticos, a la Normal y a los padres y familiares de los normalistas las cosas seguirán igual.

Ese momento sigue estando muy lejos.

RESQUICIOS

El uso de Ivermectina no es algo nuevo. El problema está en que se usó de manera experimental en la capital sin que lo hicieran saber a la gente quien creyó en las cuestionables bondades del producto hoy señalado.