Quebradero

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Los grandes líos de las candidaturas

Por Javier Solórzano Zinser

Partamos de un elemento inevitable en torno a las candidaturas en cualquier partido político, no pueden satisfacer a todas y todos.

Es cuestión de revisar las candidaturas a las gubernaturas de seis estados para corroborarlo. Si esto pasa en estas instancias, es previsible lo que se va a venir en cuanto a legislaturas locales y presidencias municipales.

La clave está en cómo resuelven sus inevitables broncas. Si tienen mecanismos efectivos y transparentes los caminos se allanan, lo contrario agrieta la vida del partido lo que provoca divisiones que llevan a riesgos altos lo que incluye la vida misma de las organizaciones.

Muchos partidos se han definido por la definición de candidaturas. La imposición, la suma de intereses y los mecanismos de selección marcan las “reglas del juego”, las cuales en un buen número de casos están establecidas por quienes dirigen los partidos, quienes hablan de los militantes para imponer sus decisiones e intereses.

Las amistades, las popularidades efímeras, buscar ganar las elecciones a como dé lugar, tratar de quedar bien con intereses privados y la presencia cada vez más grave y riesgosa de la delincuencia organizada terminan por prevalecer sin pasar por alto que el “dedo divino” del Ejecutivo ha sido y es, particularmente en estos tiempos, definitivo.

Lo que está pasando con el PRI en Hidalgo ya muestra el conflicto por venir. El gobernador, a menudo más cerca del Presidente y Morena que de su partido, tiene candidato en tanto que la confusa dirigencia del PRI anda en plena negociación con el PAN, la cual no garantiza absolutamente nada si nos atenemos a las encuestas.

La bronca está cerca y en una de ésas podría ser un clavo más en el ataúd que por momentos se le ve venir al PRI. No es que las cosas deban ser tersas, la cuestión es que en este caso y otros no se ve cómo las puedan resolver, de no ser que se sienten a tratar de ponerse de acuerdo después de todo lo que se han dicho y siguen diciendo; a los políticos regularmente los define el tener piel de elefante.

Este asunto puede ser menor para lo que ha venido pasando en Morena. El caso Oaxaca está evidenciando diferencias de fondo y sobre el método de selección de candidata o candidato a la gubernatura del estado. Susana Harp está haciendo algo que no es común, no está amenazando con irse ni cosa parecida, está exigiendo claridad sobre el proceso interno en que no se sabe bien a bien cómo se deciden las cosas.

De nuevo a Morena le aparece el fantasma de sus encuestas internas para decidir candidaturas, por más que se hayan acallado en ocasiones las protestas que se han presentado en varios estados.

Sin embargo, entre que los suspirantes se someten; entre que algunas candidaturas dan eventualmente resultado; entre que el “tsunami” López Obrador todavía ayuda auténticamente a cualquiera —el caso Cuauhtémoc Blanco ya es emblemático—; y entre que el “dedo divino” decide desde Palacio, todos terminan por apaciguarse guardando inevitablemente sus razones y corajes.

Ningún partido evitará el conflicto, lo cual no necesariamente será negativo, es una circunstancia intrínseca a la vida y a los partidos. Insistimos la forma en que lo resuelvan les dará opciones reales para ser protagonistas en las elecciones.

Quien tiene el poder, por lo general, es quien más padece el proceso, sin perder de vista la ominosa lista de saltimbanquis.

Para Morena el problema está en que por más que ha superado los mecanismos de selección de candidatos el método sigue siendo cuestionado, si sigue por ese camino todo lo terminará decidiendo el Presidente, quien en 3 años de que se va, se va.

RESQUICIOS

Apunta la OMS que, aunque Ómicron parece ser menos grave que Delta, no significa que deba calificarse como “leve”. Causa hospitalizaciones y está matando gente desbordando los sistemas sanitarios en el mundo, dicho de otra manera, no está “sobrevalorada”, como aseguró tajantemente el afamado vocero.