Damnificados en Puebla le dan “portazo” a AMLO, cancela reunión y se va escoltado por militares

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El presidente Andrés Manuel López Obrador suspendió este domingo un acto público en el municipio de Huauchinango, Puebla, luego de que decenas de ciudadanos irrumpieran en un recinto donde rendía un informe.

Los incidentes de este domingo se registraron en un recinto ferial de Huauchinango, donde el presidente y varios funcionarios presentaban un balance de las ayudas del gobierno a los damnificados por el huracán “Grace”, que dejó 11 muertos en México entre el 21 y el 22 de agosto.

Decenas de personas se apostaron en las afueras del edificio, detrás de unas vallas metálicas, y lanzaron consignas que por momentos hicieron inaudible el discurso del mandatario.

Momentos después rebasaron al equipo de seguridad desplegado en la puerta e ingresaron al salón con pancartas en las cuales se quejaban de no haber recibido suficiente apoyo.

«¿Me van a dejar hablar?», espetó López Obrador desde una mesa a los manifestantes, algunos de los cuales se acercaron luego para encararlo, aunque sin llegar a agredirlo.

«¡Espérate!», señaló el presidente a una mujer que lo tomó de la mano. «¡A un lado!», ordenó en tanto a un hombre que se le plantó de frente.

«¿Me van a respetar?», insistió ante la multitud, que acató su pedido de silencio para reiterar el compromiso del gobierno de entregar las ayudas a los damnificados sin intermediarios.

López Obrador puso fin a su intervención y dejó encargados a dos secretarios de su gabinete de atender los reclamos, aduciendo que debía continuar su recorrido en Tlaxcala. Salió escoltado por elementos del Ejército mexicano.

 Seguridad en cuestión  

El hecho puso nuevamente en cuestión el dispositivo de seguridad del mandatario en un país azotado por la violencia de los carteles del narcotráfico.

El 27 de agosto, unas 300 personas entre profesores, estudiantes y personal médico bloquearon una vía en Tuxtla Gutiérrez (Chiapas) e impidieron el paso del vehículo presidencial durante dos horas.

López Obrador se negó entonces a descender, aduciendo que no aceptaba «chantajes» de los manifestantes, que denunciaban una reforma educativa y problemas con un fondo público.

«¡Me respetan y luego hablamos!», le dijo a uno de ellos el jefe de Estado. La retención de la caravana ocasionó que por primera vez el presidente no pudiera celebrar La Mañanera, su rueda de prensa diaria, programada en Chiapas.

 

axm/yow/dga

© Agence France-Presse

 

Foto: EsImagen / Daniel Casas