Quebradero

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Cuba en la memoria y en viajes

Por Javier Solórzano Zinser

Cuba fue por mucho tiempo un referente para el mundo y la juventud. En tiempos de la Guerra Fría en que la isla trataba de valerse por sí misma, de la mano del fantasma de la Unión Soviética, el país era sinónimo de “la revolución”, del cambio social y del singular “patria o muerte”.

Estuvimos en Cuba por primera vez en 1975. Todo nos resultaba novedoso y, a pesar que la visita fue “absolutamente guiada”, estaban a la vista las dificultades y un desatado nacionalismo, el cual se convirtió en modelo a seguir en algunos países que en su tiempo llamaron del “Tercer Mundo”.

Lo que era evidente era el control político y las pocas posibilidades de expresión para manifestar ideas contrarias al régimen. Oponerse era sinónimo, lo sigue siendo en más de un sentido, de ser enemigos de “la patria y la revolución”.

La visita nos colocó ante las luces y sombras del país. La vida cotidiana tenía indicadores de igualdad social, pero también de limitaciones marcadas en muchos casos por el ineficaz embargo de EU. Prevalecía un adoctrinamiento que definió presente y futuro de millones de cubanos.

La unilateralidad de las cosas ha sido asumida como un mecanismo de defensa; sin embargo, también se convirtió en el cierre de fronteras a toda expresión que rompiera con lo establecido. Al paso de los años muchos jóvenes han encontrado miradas y conocimientos diferentes del entorno y de su país lo que ha llevado a muchas manifestaciones, las cuales el régimen ha perseguido e impedido.

La política y la vida han sido vistas de manera ortodoxa, todo aquel que se salga de los cánones establecidos corre todo tipo de riesgos.

Los cubanos han hecho de la revolución el sentido y motivo de vida; sin embargo, los cuestionamientos han crecido más allá de los muchos intereses que desde el exterior se han desarrollado contra la isla.

La constante es que el gobierno cubano ha sido sistemáticamente señalado por no aceptar la crítica, no respetar los derechos humanos y limitar o coartar la libertad. El régimen ha sido poco receptivo para establecer condiciones democráticas distintas a las que pregona.

Cuba se la ha pasado defendiéndose de los muchos embates y enemigos que tiene en el exterior, pero también se ha negado a procesos de cambio interno que podrían ser parte de la construcción de una renovación del país. No sirve de mucho estar en el martirologio porque las nuevas generaciones quieren vivir nuevas cosas, diferentes de las que sus padres vivieron, las cuales en su momento quizá tuvieron razón de ser, pero hoy Cuba misma exige una dinámica distinta que no está siendo admitida por el régimen y por los viejos revolucionarios.

Recientes visitas a la isla nos han permitido ver intentos importantes de cambio entre los ciudadanos. No tiene sentido dejar de reconocer que algunas cosas han cambiado, más por la fuerza ciudadana que por la voluntad del gobierno.

Algo tienen los cubanos que en medio de sus adversidades sobreviven, viven y ponen su mejor cara. Hay algo en su esencia que les ayuda, pero cada vez hay más signos de agotamiento, rebeldía y exigencias.

El embargo estadounidense se ha venido atenuando lo que no significa que siga siendo un problema real con una infinidad de consecuencias. Sin la menor duda sería significativo en innumerables sentidos que EU lo levantara porque al hacerlo estaría enviando un mensaje político y estaría colocando bajo una dinámica de derechos y obligaciones en la aldea global a la isla.

La senadora y exembajadora de nuestro país en Cuba Beatriz Paredes nos dice: “Hablar de Cuba siempre es polémico y de pasiones… es muy difícil entender el bloqueo si no has vivido en Cuba, con el aislamiento nadie ganó”.

El embargo nunca fue eficaz, levantarlo es un signo de racionalidad y de justicia.

RESQUICIOS

Ya veremos cómo le hacen Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y las y los suspirantes de Morena. El Presidente no para de dar indicios de quién es la perfilada, el sábado mandó uno más.