Ante un grupo de incondicionales y de espaldas a la comunidad de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez dio inicio a lo que dieron en llamar “diálogos universitarios”.
Acompañado por sus allegados, en su mensaje inaugural dijo que “el diálogo y la participación generan las condiciones objetivas para llegar a acuerdos”, a pesar de que su imposición en la rectoría se basó en rehuir el diálogo, negar la participación de otros aspirantes y los oídos sordos.
Con sus “diálogos”, Aguilar pretende dar una fachada incluyente al Programa de Trabajo 2025–2029 de su rectorado espurio.
Según él, los cuatro años legales de su administración “han sentado las bases para una transformación integral hacia la excelencia” y agregó, sin pudor, que “en un congruente y responsable acto de continuidad, bien podremos enfilar nuestras metas y nuestros objetivos hacia la excelencia común”.