Por Ruby Soriano
México es un país donde la política ha ido de la mano de la corrupción. Los gobiernos sin distingo de colores y etapas, han hecho de esta práctica, el sello indiscutible para hacer negocios, cobijar la impunidad y amparar excesos con la anuencia de los poderes legislativo y judicial.
La palabra corrupción hoy persigue a un gobierno “transformador” que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador quien no admite tocar el punto cuando se trata de aclarar o deshilar aquellos señalamientos que apuntan no sólo a su círculo cercano de colaboradores, sino la verdadera cúpula de su poder concentrado en sus hijos.
El mandatario descalifica todo señalamiento o indicio que lleve a poner en la mira a José Ramón, Andrés Jr y Gonzalo, sus vástagos. Y sin embargo, la reciente investigación de Mexicanos Contra la Corrupción destapó la olla de presión donde se revelan los conflictos de interés entre la empresa para la que trabajó su nuera Carolyn Adams y Petróleos Mexicanos.
Tal parece que las viejas prácticas “transformaron” los nuevos estilos de la corrupción donde se niega y descalifica todo aquello que huela a acusación contra los actuales protagonistas dl poder.
La opacidad del gobierno de México iguala y supera a muchos otros que se anidaron en un pasado repleto de corrupción.
El regreso a México del primogénito del Presidente desata las suspicacias cuando en los corrillos de la política nacional se mencionan las investigaciones que sobre él y sus hermanos se realizan en Estados Unidos.
La vida decorosa de José Ramón López en Estados Unidos no sólo es reflejo de la incongruencia entre el discurso de una familia que pregona principios de propaganda austera, cuando en la realidad se inclinan por los excesos propios del poder.
En México es verdad que llegó la transformación, esa que ha creado nuevos estilos y formas para los abusos del poder político y económico, en aras de un cambio que no se ha dado frente a un país francamente polarizado.
El Presidente AMLO mantiene un discurso poco creíble y fuera de lugar cuando lo que dice en ningún momento refleja lo que hace.
La credibilidad en torno a los gobiernos de la cuarta transformación se desploma ante las mentiras repetidas mil veces como verdades, donde el presidente AMLO sigue intentando convencerse asimismo que la corrupción es cosa del pasado y no de su presente inmediato.
@rubysoriano @alquimiapoder