Voladores de Papantla ganan litigio a cervecera después de 6 años

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Los Voladores de Papantla y la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma alcanzaron un acuerdo reparatorio que puso fin a una disputa iniciada en 2016 a raíz de la campaña publicitaria «Los Barrios Indio».

La empresa convocó ese año a un concurso de diseño de las etiquetas de su cerveza Indio para celebrar a los barrios de México; una de ellas estaba dedicada a Papantla, que no es un barrio, con el personaje típico de la marca caracterizado como volador.

Los practicantes del ritual protestaron por el uso no autorizado de la imagen y la alteración del sentido de esta ceremonia del pueblo totonaca, al considerar que afectaba su identidad y sus derechos culturales.

El Consejo para la Protección y Preservación de la Ceremonia Ritual de Voladores, Asociación Civil llevó su inconformidad ante varias instancias.

El caso ameritó la recomendación 35/2019 de la CNDHsobre la protección del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas. Además de solicitar al Ejecutivo medidas de salvaguardia de este patrimonio inmaterial, por lo que el asunto fue turnado por la Secretaría de Cultura al Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor).

El Consejo de Voladores, según detalló el INAH en un comunicado, solicitó el 10 de noviembre de 2017 el inicio de un procedimiento administrativo de avenencia para que se citara a Cervecería «para dirimir una controversia respecto a la vulneración a la Ley Federal del Derecho de Autor, por el uso indebido de la imagen de la Ceremonia Ritual de Voladores«.

La asociación civil enteró a la Secretaría Técnica del INAH y la Dirección de Patrimonio Mundial del acuerdo alcanzado el pasado 24 de junio con la empresa cervecera.

Después de siete juntas de avenencia, se acordaron los términos del acuerdo reparatorio, que no fueron divulgados, para dar por terminada la controversia.

El INAH, en el comunicado, celebró el acuerdo alcanzado como un precedente para «el reconocimiento y respeto de las prácticas culturales» del País y sus detentores.

El proceso estuvo acompañado por la organización civil Chimalli, Centro de Estudios y Derechos Culturales, a través de asesores jurídicos y antropólogos.

El ritual mesoamericano está inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.