Juventud Divino Tesoro

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Por Sandra Luz Tello Velázquez

Hemos escuchado con frecuencia que los jóvenes son el futuro del país, del mundo, acorde con esas ideas de ellos dependerían las decisiones fundamentales que se tomen en las próximas décadas en los diversos ámbitos de la vida política, económica, social y ecológica. A los jóvenes se les impone una pesada losa correspondiente a las expectativas de los adultos que esperan que la juventud repare en los próximos años los errores cometidos por las generaciones que les han antecedido.

Dejamos de lado que la mitad de la población del planeta tiene menos de 30 años, lo que significa que la juventud es el presente de la humanidad para construir un futuro y los resultados de las encuestas publicadas por la ONU señalan que el 67% de los jóvenes de 15 a 17 años son optimistas con respecto a la construcción de un mejor futuro.

Vicente Quirarte mencionó que, de modo natural envejecemos y el mundo es cada día más joven, por tal motivo es fundamental reconocer las barreras que los adultos hemos levantado para separar o relegar a la juventud, repensar el papel de los jóvenes en todos los ámbitos es importante para reconstruir una mejor sociedad, más inclusiva, más consciente del cuidado del planeta, más comprometida, con mayor sensibilidad y creatividad, es decir, implica aprovechar las fortalezas y conocimientos de cada generación.

Tendríamos que imitar el espíritu de la juventud, su inconformidad ante las ideologías que no prosperan, su rebeldía y abrirnos al empuje para abatir los sistemas que no responden a las problemáticas de la actualidad, que son caducos e ineficientes. Sin embargo, es una realidad que los jóvenes tienen que librar barreras relacionadas con la edad en distintas esferas para obtener empleo, ampliar su participación política, acceder a la salud y la justicia.

A pesar de transitar el siglo XXI persiste la discriminación por edad, un problema insidioso que afecta a la población mayor y a los más jóvenes, es uno de los males a nivel mundial que con frecuencia se cruza con otras formas de segregación como el racismo y el sexismo e impide a las personas alcanzar su máximo potencial y contribuir a la sociedad de forma integral.

Finalmente, la solidaridad entre generaciones es pieza clave para consolidar un desarrollo sostenible, las actividades intergeneracionales pueden conducir a un mayor sentido de conexión social y mejorar la conducción en el mundo. Que este 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud, la conmemoración se encamine a reconocer el divino tesoro que constituye la colaboración y liderazgo juvenil significativo en los espacios para la toma de decisiones y así construir una mejor sociedad, un mejor planeta.