Quebradero

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El INE como el cuetero

 

Por Javier Solórzano Zinser

Es cierto que por lo inédito de la reforma al Poder Judicial se preveían una gran cantidad de problemas. Muchos de ellos tienen que ver con la improvisación, la prisa y con no querer escuchar a quienes tienen perspectivas diferentes.

Los problemas que se están presentando y se presentarán eran previsibles. Las cosas se están resolviendo sobre la marcha, lo que deja en claro la falta de previsión sobre los escenarios que se podían presentar.

La respuesta a lo que está sucediendo pasa por una lógica que más que explicativa es defensiva. Se asegura que ante lo inédito del proceso era “lógico” que muchas cosas estuvieran fuera de control, pero que habría manera de poder resolverlas.

El problema es de fondo. Es muy inquietante que se estén dando respuestas sobre la marcha y que estén pasando cosas que puedan poner en entredicho el proceso, a pesar de que se culmine y en agosto tengamos renovado buena parte del Poder Judicial.

El INE está en medio de todo. Le señalaron hace algunas semanas que era una suerte de censor, porque no estaba permitiendo la difusión de la elección. El problema no era el INE, lo que estaba de por medio es que lo que hacía el instituto era cumplir con el mandato legal que había aprobado el Legislativo.

Al darse cuenta la mayoría de lo que había hecho, acusó al INE de cortar la libertad de expresión cuando el instituto, reiteramos, lo que hacía era aplicar la ley. Como la 4T tiene de aliado al TEPJF, éste de inmediato le ordenó al INE que permitiera la difusión.

Da la impresión de que la mayoría no consideró de manera puntual lo que había aprobado. Más bien se regodearon con el proceso y no revisaron a detalle muchas de las cosas que hoy están detonando y que a pesar de que se les termine por dar el visto bueno, van a repercutir tarde que temprano en la elección.

El argumento de lo inédito es rebasado por la falta de acuciosidad y apertura en la aprobación de la reforma. Los próximos 34 días que faltan para el 1 de junio van a estar cargados de una gran cantidad de impugnaciones e irregularidades, las cuales seguramente serán enfrentadas con el argumento de que al ser inédito mucho de lo que está pasando tiene “lógica”, “nadie ha dicho que no iba a haber problemas”.

El INE ha recibido impugnaciones sobre las y los candidatos. De ahí viene la información de que 20 de ellos podrían tener relación con la delincuencia organizada. No lo descubrió el Senado. Lo que pasó fue que un conjunto de ciudadanos presentó elementos al INE para evidenciar esta presunta relación.

El Senado le está pidiendo ahora al INE que revise los currículos de las y los candidatos. La cuestión está en que la selección era responsabilidad única de los comités de los tres Poderes de la Unión que son quienes la llevaron a cabo. Son quienes hicieron los exámenes, conversaron con los aspirantes y quienes al final decidieron, con tómbola o sin ella, quiénes eran los y las seleccionadas.

No fue el INE quien tenía que decidir la selección. No le tocaba esta responsabilidad. Por eso ahora que lo vuelven a colocar en el centro, lo que se cuestiona es cómo llevaron a cabo la selección los tres Poderes, porque no se puede argumentar de manera obvia que no era un proceso perfecto y que era “lógico” que algunos se colaran.

Queda en evidencia que el problema fue el método y la abrupta forma en que decidieron las cosas. Los problemas seguirán. Lo más delicado es que se seguirán resolviendo con improvisación y sobre la marcha y todo terminará repercutiendo el 1 de junio y en los días posteriores.

RESQUICIOS.

Es una bomba de tiempo la aprobación de la reforma en materia de telecomunicaciones. Por más que nieguen el sentido de control y censura, queda claro que se pueden dar graves y delicados pasos atrás en materia de libertad de expresión y de mercado; es un asunto de focos rojos. Hoy podrá ganar el Gobierno, pero terminará perdiendo con la historia y con él mismo.