Quebradero

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Le bajó unas rayitas

 

Por Javier Solórzano Zinser

México y la Presidenta siguen ganando inteligente y sensatamente tiempo. A estas alturas, en medio de la verborrea de Trump, no deja de ser un elemento que va adquiriendo importancia porque permite la negociación, no solamente al alto nivel, sino también, presuponemos, la que se debiera estar llevando a cabo con el Congreso de EU.

Las dudas que teníamos sobre dejar pasar el tiempo del 4 de marzo, fecha en que dio inicio la aplicación de aranceles, hasta el domingo en el acto del Zócalo han quedado solventadas, por lo menos por ahora. Dicho de otra manera, hemos pasado de la asamblea informativa y deliberativa a un festival dominical a plena luz del día con 25° de temperatura.

Lo que pasó ayer no es sinónimo de que las cosas vayan a cambiar en la narrativa discursiva y amenazante de Trump, lo cierto es que en medio de las marañas, la paciencia y prudencia lograron atemperar los términos de una ruda relación con un hombre de ocurrencias, imposiciones, amenazas y desplantes.

Sigue siendo un enigma lo que viene, pero ya se está presentando un elemento de enorme relevancia al empezar a ver cómo Trump va teniendo en su narrativa aquello de que como digo una cosa, digo otra cosa.

Lo más delicado que le podía pasar al presidente de EU es que no cumpliera sus promesas, porque de manera natural le va a pegar en su credibilidad. Todo lo que planteó como parte fundamental de su candidatura está entrando en algunos terrenos en claras dudas e incertidumbre en estos primeros días de su mandato.

No es para menospreciarlo y menos para considerar que esto podría ser una constante. No encontró por ahora vericueto alguno para hacer valer sus amenazas, porque se revertirían de tal manera que los primeros afectados serían los ciudadanos de su país.

Tiene abiertos muchos frentes en todo el mundo y día con día también los va teniendo en su país, particularmente con sus propuestas que en muchos casos están siendo frenadas por los aparatos de justicia. No es casual que las encuestas de opinión sobre su gestión y sobre él mismo hayan empezado a bajar, en las últimas dos semanas su popularidad pasó de 54 al 49%; cinco puntos son muchos.

Su pasado informe a la nación terminó por ser una puesta en escena en medio de algo así como el club de los mutuos hacia su equipo y a los congresistas republicanos. Diversos análisis sobre el contenido de su discurso dejaron en evidencia las contradicciones y afirmaciones que se demostró que eran falsas.

Como sea, el camino va a ser similar a lo largo de estos cuatro años. La siguiente parada va a terminar siendo una revisión adelantada del T-MEC. En el fondo quizá sea lo mejor para todos, porque podrían restablecerse las reglas sin tener que estar discutiendo cotidianamente ciertos asuntos, como está pasando ahora.

El hecho de que Trump haya tomado la decisión de que se declare un mes más de pausa en la aplicación de los aranceles, particularmente en los productos que forman parte del T-MEC, viene a confirmar que lo que quiere es por ahora ceder, aparentemente, para adelantar la revisión del tratado.

La Presidenta mexicana ha dado pasos significativos. Se colocó frente a Trump como un interlocutor válido, pero no por ello se puede asomar ni mínimamente una especie de confianza o algo parecido. El presidente mañana mismo puede cambiar de opinión, por ahora prevaleció la sensatez, al tiempo que Claudia Sheinbaum se fortaleció aún más al interior del país.

Lo que debiera venir ahora en lo interno es buscar una mayor cohesión que permita sumar y no pedir sumas, mientras que, por el otro lado, se están llevando a cabo restas; está en una posición de fuerza que ni ysq tuvo.

El presidente mañana mismo puede cambiar de opinión, por ahora prevaleció la sensatez, al tiempo que Claudia Sheinbaum se fortaleció aún más al interior del país

RESQUICIOS.

Trump le bajó algunas rayitas a su discurso sobre México. En cualquier momento puede revirar en el tema de seguridad con base en sus fundadas argumentaciones de la relación existente entre narcotráfico y la clase política; no hay que darle vueltas en un asunto en que vivimos con pendientes.