Por Carlos Tercero
Gobernar con mano dura implica, de acuerdo al consenso popular, el ejercicio autoritario, sobre todo en el manejo y aplicación de la ley y la fuerza pública a través de los cuerpos policiales, incluso militares, e igualmente se considera un rasgo totalitario que demerita la vida en democracia. Luego entonces es evidente que no puede ser la solución a las características que prevalecen en torno a los fenómenos de inseguridad y violencia que afectan a la mayor parte del territorio nacional.
Sin embargo, el ejercicio de gobierno, –que por mandato de ley, obliga a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las layes que de ella emanen–, con firmeza y sin distinciones, debe ser el mismo hacia cada ciudadano de la República; y es aquí precisamente donde se requiere énfasis en el actuar no solo del gobierno federal sino de los estatales y municipales, en el entendido de que solo la acción conjunta y esfuerzos coordinados permitirán lograr avances hacia una gobernabilidad con estabilidad social y paz pública, lo cual pasa por la reconstrucción del tejido social y el fortalecimiento de la cultura de legalidad como sólidos cimientos del Estado de Derecho, pero igualmente con apego al respeto de los derechos humanos, las garantías individuales y sobre todo con la sensibilidad de entender que alcanzar la justicia, pasa de manera obligada por lograr también la justicia social, así como la igualdad ante la ley conlleva la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos.
Es altamente significativo que la Presidenta Sheinbaum haya expresado su preocupación y trabajo en torno a la seguridad a tres días de cumplir sus primeros 100 días de gobierno, en Morelos, estado altamente afectado por la inseguridad y violencia, donde efectivamente, como bien dice la Presidenta de México, es una estrategia que se irá notando poco a poco y, en el caso de Morelos, el trabajo firme y sin descanso de la Gobernadora Margarita González ya comienza a dar muestras de ir por el camino correcto a tan solo unos meses de haber tomado las riendas del estado.
Pero esta firmeza en la aplicación de la ley y la justicia, incluye a los personajes que a pesar de haber participado en el movimiento de regeneración detonado por el expresidente López Obrador, no pueden ser tratados ni jurídica ni políticamente con privilegios, cuando su actuar y ejercicio de gobierno fue no solo alejado de los preceptos del movimiento que les confío importantísimos encargos públicos, sino desastroso y deshonesto y, aunque lamentablemente existen varios casos, los dos más escandalosos y notorios son el del burdo futbolista que mal gobernó Morelos el pasado sexenio y fue premiado con un espacio legislativo plurinominal; así como el finito bailarín de salsa que nunca entendió que tenía que gobernar a Veracruz, delegando la gubernatura en obscuros y/o inexpertos personajes con preocupaciones y prioridades personales y de grupo, totalmente ajenas al Estado de Veracruz y el bienestar de su gente.
Por el bien de México, sus entidades, municipios y localidades, la firmeza tanto de las acciones de ley, seguridad y justicia, pero igualmente las políticas, de liderazgo y representación social, debe prevalecer por encima del pago de compromisos; finalmente cada partido, cada organización social o política, se debe a su gente y, por tanto, el interés popular se debe imponer a los intereses de grupo o de partido. No se puede seguir premiando a la ineptitud, la frivolidad y la corrupción.
Ni las curules del Palacio Legislativo de San Lázaro ni los descentralizados de la Secretaría de Energía como el Centro Nacional de Control del Gas Natural deberían ser moneda de cambio. ¿Qué iniciativas de ley relevantes se pueden esperar de un indocto exfutbolista o qué políticas públicas en materia energética para garantizar el abasto integral de gas natural fundamental en el desarrollo energético de México de una perversa marioneta?, cuando en realidad lo que más se podría esperar es que respondieran por los desaciertos y desvíos de sus gobiernos, que aunque ilegítimamente hayan delegado la mayoría de las decisiones, no les exime de responsabilidad propia. Los morelenses, los veracruzanos, las y los mexicanos todos, merecen firmeza en la ruta por alcanzar un verdadero estado de derecho, un real estado de bienestar.
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