Carta al rector de la UV

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Por Jaime Fisher

Martín:

Normalmente estas cosas las escribo en fin de semana. Pero hoy has hecho que el fin de semana me caiga a media semana. No te quiero interrumpir, pues sé que estás muy atareado en tus cosas, pero te contaré una historia que, a su vez, me fue contada: Érase una vez allá por 1997-98, cuando la U. V. había iniciado o estaba por iniciar su vida “autónoma”, un grupo de universitarios lambiscones se acercó al gobernador para proponer otorgarle el doctorado honoris causa. Patricio Chirinos les contestó, palabras más palabras menos: “Señores, yo no merezco eso, pero la Universidad Veracruzana tampoco. Están ustedes por empezar su vida “autónoma” y no pueden iniciarla otorgando al gobernante esa distinción”. Los zascandiles salieron de palacio de gobierno con la cola entre la patas.

Pero ahora la U. V., por tu conducto, otorga un reconocimiento al gobernador como inventor; pero no como el inventor del “fin de semana a media semana”, sino como inventor de verdad, al lado de Marconi, de Graham Bell, de González Camarena. La Universidad Veracruzana, Martín, no merece eso. Aunque tú y el gobernador sí.

Me dirás -intentando diluir culpas y responsabilidades- que ya se le otorgó a un gobernador hasta un doctorado en derecho sin merecerlo, por no haberlo cursado, y tendrías razón. Pero ¿por qué ahora -a media semana- me obligas a escribirte estas líneas que no merezco? Sé que le debes mucho al gobernador. La rectoría -que recibiste por su gracia- no fue poca cosa. Eso se lo debes tú al ingeniero Cuitláhuac García, no la Universidad al gobernador del estado. Pero el “reconocimiento como inventor” no se lo otorgó Martín Aguilar, sino el rector de la Universidad Veracruzana, y en nombre de toda la Universidad Veracruzana. Hiciste, así, pasar como institucional una componenda entre particulares.

Te repito que eso lo merecen tú y el gobernador, se lo tienen bien ganado, y quedará registro histórico para que las generaciones futuras lo sepan. Pero no lo merecemos los universitarios, ni los veracruzanos ni la Universidad de los veracruzanos.

¿Dónde quedó la crítica del poder? ¿Recuerdas que desde que estábamos en la prepa eras de “izquierda”, cualquier cosa que entonces y ahora se quiera decir con eso? Y un tiempo después, en la primera generación de la Facultad de Sociología -fundada por tu mentor, Ricardo Corzo, a quien superaste en eso de arrejuntarse con El Príncipe-, en donde destacabas por tu discurso “progresista”, “crítico” y siempre “de izquierda”. ¿Lo recuerdas?

No espero respuesta ni explicación porque nadie está obligado a lo imposible. Nomás te escribo porque me adelantaste el fin de semana. Y eso me encabronó molestó un poco.

Sigue inventando.

Te saludo con el afecto de siempre.