Por Uriel Flores Aguayo
Hablar de que el elefante está en la habitación es sinónimo, en términos políticos actuales, de que una elección de Estado está pasando, lentamente, ante nuestros ojos. Todos los días, el Presidente AMLO interviene en formas grotescas en el proceso electoral en curso. De él para abajo los gobernadores, los ediles y todos los funcionarios de cierto nivel están en campaña. Primero son su partido y los votos. De responsabilidades e imparcialidad no hay nada.
Están convertidos en una pandilla, sin reglas y dispuestos a todo, solo les falta la violencia. Contra eso únicamente el voto libre y masivo de los ciudadanos podrá vencer el mayor fraude anunciado con absoluta transparencia. Estamos ante la crónica de un fraude electoral anunciado. De escrúpulos ni hablar. El único problema es que quienes defrauden o violenten tendrán que dar la cara y pagar, ahora o después, por sus fechorías. No tendrán impunidad.
Del lado opositor hay lentitud y desorganización. El frente va coaligado, mientras que MC va por su lado. Los partidos del frente han disminuido drásticamente su militancia. En Veracruz no se notaron en la precampaña presidencial ni en la de gobernador; estuvieron en algunos actos y colocaron alguna propaganda. Parecieran no ser conscientes de los peligros que acechan a nuestras libertades democráticas. Se ven lentos o inactivos. Ojalá reaccionen en las campañas más allá de la carga del trabajo recaída en las candidaturas a diputados. Tienen recursos y representación legal, pueden y deben hacer mucho más que hasta ahora. Nada les impide estar en las calles sin mencionar candidaturas.
Hay una fuerte expresión ciudadana, en ascenso, que desea alternancias nacional y estatal. Es abstracta y poco organizada. Son características que se mantendrán hasta la jornada electoral. Así son las manifestaciones ciudadanas. Nadie debe pretender hacer protagonismo asumiéndose como su vocero o representante. Lo útil es impulsar la máxima organización ciudadana que permita movilizaciones emblemáticas, actividades varias, ingreso a los espacios de campañas y estructuras electorales. Apostarle a las figuras y abrir la posibilidad del voto libre e indistinto por los partidos coaligados.
Son tiempos de urgencia, dramáticos, de graves peligros, que no permiten poses ni protagonismos absurdos. Son momentos de la máxima unidad. Ya habrá oportunidad de los balances y la mejora de los partidos y las elecciones. También se necesita valentía, arrojo y firmeza. Sin miedo afrontar este momento, ser radicales en el sentido de ir al origen. Del ejemplo de los valientes vendrá la simpatía de la gente y su involucramiento en las campañas. Los personajes del poder, ambiciosos, nutren su estabilidad del miedo y la resignación de la gente. No lo permitamos.
No es ocioso, ser exigentes con los partidos políticos opositores, que se la jueguen a fondo, más allá de sus rutinas burocráticas y confort. Incluso MC debería concentrar sus votos en las diputaciones y senadurías, dejar que fluya el voto útil por la presidencia. No es correcto pelear con ellos.
No nos podemos dar el lujo de permitir una restauración autoritaria en México, que puede volverse totalitaria. Nos arrepentiremos para siempre si nos dejamos. Tampoco ser omisos y no meter las manos en la elección de Veracruz; mucha burla y falta de respeto hemos padecido con un gobierno de caricatura. Hemos soportado mucho a un grupúsculo de ladrones e ineptos. Por dignidad propia y el bien de Veracruz, deben irse del gobierno.
Son apenas tres meses los que nos separan del México que, poco a poco, ha transitado a la democracia, frágil, y el de la presidencia imperial, sin pluralismo y sin Estado de Derecho. En esta etapa no debe haber descanso, se tiene que trabajar las 24 horas del día para informar, comparar, convencer y convocar a los millones de mexicanos que van a salvar a México y rescatar a Veracruz.
Recadito: urge hacer algo con el agua en Xalapa.