Quebradero

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Va por todas las canicas

 

Por Javier Solórzano Zinser

El Presidente y la Corte enviaron mensajes en la conmemoración del aniversario de la Constitución dejando en claro sus diferencias.

La inédita ausencia del Presidente en el acto en Querétaro fue la forma en que López Obrador evidenció lo que para él significa este acto, para él lo importante estaba en lo que presentó en la tarde de ayer. Su ausencia es la evidencia de su crítica al marco constitucional que nos rige, a la vez que dio una nueva manifestación de su crítica a los Poderes de La Unión, no al que ejerce, sobre todo, cuando éstos son críticos de su persona y su Gobierno.

Su confrontación con la Corte no es propia de este sexenio. Recordemos el sentido que tuvo y tiene aquello de “no me vengan con que la ley es la ley”. No sólo es la crítica hacia los aparatos de justicia, en más de un sentido también prevalece el menosprecio.

La celebración anual de la promulgación de la Constitución es el espacio para que los tres Poderes estén convocados en un acto democrático de equilibrio, respeto y reconocimiento de las respectivas autonomías. Si bien estuvo presente una de las figuras más importantes del Gobierno, Luisa María Alcalde, quedó claro que no es lo mismo un personaje que otro, particularmente por lo que significa en la historia y en las formas de civilidad política propias de esta fecha.

En la Corte también enviaron su mensaje. No fue casual que tuviera la representación de la Corte el ministro Alberto Pérez Dayán a quien le quieren hacer un juicio político por haber tomado la decisión de ejercer un voto de calidad en un tema que al Presidente le resulta fundamental: la Reforma Eléctrica; el voto del ministro estuvo enmarcado en las atribuciones que le concede el reglamento de la Corte.

Pérez Dayán fue designado por la presidenta de la Corte para que en su representación fuera el orador dándole espacio para que de alguna manera expusiera la voz de la Corte en medio de una crisis entre el Poder Ejecutivo y Judicial.

Era de esperarse que los discursos estuvieran confrontados. Mientras que la titular de Gobernación se centró en lo que el Presidente ha venido diciendo estos días sobre lo que debe ser la Constitución y lo que dio a conocer ayer en la tarde, el ministro se abocó a hablar del sentido que tiene la Constitución y su ejercicio como uno de los Poderes democráticos y representativos de la sociedad “respetarla es defender al pueblo”.

Es un hecho que ya estamos en una suerte de choque de trenes que puede tener en las elecciones su definición y destino. Más allá de la muy anunciada presentación de las reformas presidenciales, no se ve cómo puedan ser aprobadas en el Congreso, López Obrador envió ayer su mensaje y vislumbró la estrategia para que tarde que temprano sean aprobadas.

El acto en Querétaro mostró una faceta más del muy crítico momento en el que estamos. No es casual que el Presidente haya presentado las reformas en la parte final de su sexenio. Está buscando agitar el proceso electoral bajo pronunciamientos ideológicos que tendrán secuelas y que son efectistas entre sus millones de seguidores.

También está buscando dejar una herencia, como hemos venido insistiendo, que quiérase o no le va a quitar capacidad de maniobra a quien eventualmente gane las elecciones. En el caso de Claudia Sheinbaum por más que sea su corcholata favorita le impide diseñar un proyecto propio y la coloca bajo la sombra ruda de López Obrador porque las reformas son un proyecto de Gobierno transexenal más que un asunto coyuntural.

Podríamos estar en camino de que se concentre, como no había sucedido durante décadas, el poder en el Ejecutivo.

Ayer de nuevo quedó claro que va por todas las canicas.

RESQUICIOS.

Acapulco tuvo un buen fin de semana después de meses de la tragedia. Sin embargo, todo indica que se va perdiendo la oportunidad de cambiar el modelo de desarrollo de abiertas diferencias sociales. Acapulco de nuevo será la Costera, sin importar lo que pase detrás de ella.