La justicia en propia mano

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Por Ruby Soriano

A un año de finalizar el gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, México reporta una ausencia de estado de derecho, impunidad y una viciada impartición de justicia, donde los ciudadanos están enfrentando de mano propia a la delincuencia organizada, ante la intervención de un gobierno que dista mucho de garantizar paz y certidumbre ciudadana.

El enfrentamiento de los pobladores de Texcaltitlán, Estado de México con integrantes del grupo delictivo La Familia Michoacana refleja la desesperación de una sociedad que está harta del pago de derecho de piso, los secuestros, amenazas y vivir en la zozobra de pagar diezmos a delincuentes que con toda la impunidad siguen aterrorizando diferentes regiones del país.

México difunde sus peores estampas de un país latinoamericano gobernado por una izquierda que ha resultado la principal promotora de la impunidad y el blindaje para los grupos delictivos.

Las imágenes de lo ocurrido en Texcaltitlán están llenas de violencia, furia, enojo, pero sobre todo desesperación.

Los pobladores de este lugar estaban hartos de ser amedrentados por una turba de delincuentes que llegaron hasta ese lugar para cobrar cuotas y extorsionar a los pobladores.

Tras el enfrentamiento llegaron las muertes. Más de una decena de delincuentes cayeron a manos de los pobladores quienes también reportaron bajas.

El presente de este país es el de una guerra que se libra de manera permanente con la delincuencia organizada y con la ausencia de un gobierno de México ocupado en la sucesión presidencial, pero ausente en la seguridad nacional.

La guardia nacional agazapada en los mandos castrenses se diluye cada vez más frente a su incapacidad para hacer frente a una indignación colectiva que está tomando en sus manos una justicia peligrosa y fuera de la ley.

Todo lo anterior es resultado de la desesperación de ciudadanos que se cansaron de denunciar, de solicitar apoyo, de temer por su vida, pero, sobre todo, de estar a merced de una delincuencia que en México sigue teniendo luz verde para operar con toda impunidad.

El último año del sexenio López-obradorista transcurre con un desorden brutal en materia de seguridad.

Hay una total ausencia de garantías para los ciudadanos que exigen frenar a estas organizaciones criminales que irrumpen para cobrar por el simple derecho de vivir.

México perdió sin duda alguna la batalla contra la delincuencia organizada.

 

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