Focos rojos 

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Por Raúl Arias Lovillo

El próximo año tendremos una elección verdaderamente trascendental, no será una elección como otra más de nuestra historia electoral. La grave crisis que vivimos hoy en muchos órdenes de nuestra vida social nos exige una decisión a todos sobre el futuro que deseamos. Esta decisión, por supuesto, no puede separarse de las motivaciones o intereses personales de cada quien. Pero si es posible que cada uno piense en el México que desea habitar en unos años a partir de la objetividad, es decir, sobre la base de la información que refleja la actual realidad nacional. Particularmente se pueden identificar algunos focos rojos que merecen absolutamente nuestra atención.

El primero de estos focos rojos se refiere a la inviabilidad económica del proyecto de la 4T. Cualquier persona, aunque no sea economista, sabe que si los gastos son mayores a los ingresos se tiene indudablemente un problema llamado déficit y para resolverlo hay que contraer una deuda. Este principio elemental se cumple para una familia, una empresa y un gobierno. En lo que va del gobierno de AMLO el déficit público se ha más que duplicado, de 2.3% al 5.4% del PIB.  Esto se explica por la característica de este gobierno: una maquinaria que despilfarra de manera irresponsable los recursos públicos, gasta demasiado y de manera errónea. Sus tres grandes obras emblemáticas, no solamente fueron mal planeadas y presupuestadas (AIFA, Dos Bocas, Tren Maya), si no que han incurrido en un gravísimo sobre costo que asciende a un poco más de 468 mil millones de pesos (equivale a todo el gasto del país en educación). Pero eso no es todo, como viene ocurriendo con el AIFA, estas inútiles obras requieren un subsidio público anual para mantenerse lo que hará crecer sistemáticamente el déficit público. En este contexto, debe preocuparnos la creciente deuda del gobierno. Desde la Secretaría de Hacienda hacen todo lo posible por ocultar esto. Se afirma que la actual deuda no representa ningún riesgo porque no rebasa el 50% del PIB, comparado con países desarrollados que tienen deudas de más del 100% del PIB. La comparación es mañosa, lo que realmente vale es la comparación con los ingresos del gobierno. Si un gobierno recauda de impuestos más del 40% de su PIB su capacidad de endeudamiento supera el 100%, pero nuestra recaudación es del 20% lo que reduce y limita nuestra capacidad de endeudamiento. Tenemos, por tanto, una bomba de tiempo que le explotará al próximo gobierno. La inviabilidad económica de la 4T también se manifiesta en la falta de inversiones para elevar nuestra capacidad productiva y en los recortes presupuestales en educación, salud, protección civil, infraestructura, etc.

El segundo foco rojo es el de la violencia e inseguridad que hemos vivido en los últimos años. El sexenio del gobierno de AMLO ya ha pasado a la historia como el más sangriento y violento con una cifra cercana a los 180 mil homicidios y un poco más de 110 mil personas desaparecidas. Otro dato muy relevante, que evidencia la enorme inseguridad que vivimos en México: nueve de las diez ciudades más violentas del mundo son mexicanas (Colima, Zamora, Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Uruapan, -el octavo lugar lo ocupa New Orleans-, Ciudad Juárez, Acapulco). Este indicador se obtiene considerando el mayor número de homicidios por cada 100 mil habitantes. La ola de violencia se ha venido expandiendo a grupos criminales que asaltan, extorsionan y alteran con actos delictivos la convivencia pacífica a que tenemos derecho. Y para colmo, los cárteles del crimen organizado ya son el quinto empleador del país. Esto es completamente insostenible y preocupante, el gobierno no acepta el fracaso de su estrategia “abrazos, no balazos”.

Un tercer foco rojo es el de la militarización. Desde su gobierno AMLO mintió sistemáticamente sobre el papel de los militares: desde prometer regresarlos a sus cuarteles, construir una Guardia Civil bajo órdenes civiles, etc. Hoy de manera sorprendente vemos que la 4T ha construido un verdadero Estado militar por encima de todos los poderes republicanos, incluso da la impresión de estar por encima del poder ejecutivo. Las fuerzas armadas ahora controlan las principales obras de infraestructura de este sexenio, gestionan aduanas, puertos y aeropuertos, e incluso han lanzado una aerolínea y un proyecto turístico propio. Y para colmo, la revista Proceso de esta semana ha recabado testimonios de trabajadores del Tren Maya que dan cuenta de abusos, desfalcos, robos y maltratos a los trabajadores por parte de los militares. Nadie los controla y se saben inmunes.

La gravedad de estos focos rojos obligan a reflexionar seriamente sobre el profundo daño que está provocando el gobierno de la 4T.