Quebradero

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Desinflada o la quieren ver desinflada

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

 Desde el oficialismo andan propagando la narrativa de que Claudia Sheinbaum ganará las elecciones. Para darle más fuerza a su narrativa, plantean que Xóchitl Gálvez se está desinflando.

Se está intentando construir en el imaginario colectivo que la elección ya se va definiendo. Recientes encuestas que le otorgan una amplia ventaja a Claudia son utilizadas para tratar de permear aún más la idea.

Se está dando una dosis de soberbia. Citando a Groucho Marx, no golpees a un hombre en el piso porque se puede levantar. La peor estrategia que puede utilizar el oficialismo es partir de que el proceso está definido. En el 2021 pensaron que sólo con la playera, para decirlo en términos deportivos, era suficiente para ganar la elección en la capital y terminaron perdiendo la mitad de la ciudad.

El resultado fue una fuerte sacudida que le pegó a la Jefa de Gobierno y a varias alcaldías morenistas. Por más fuerte que vea el Presidente a su candidata no pueden darse por ganadores faltando en términos políticos mucho tiempo. Todos sabemos que pueden presentarse muchos escenarios más allá del que hoy coloca a quien era la corcholata favorita en una posición francamente favorable.

Lo que llama la atención es que no dejan de tener en el centro de sus observaciones a Xóchitl Gálvez. La hidalguense, ciertamente, ha dejado de tener el vuelo que le otorgó su inesperada irrupción y que generó alta atención con reacciones de simpatía e identidad, a lo que abonó que la oposición encontró a alguien que se le paraba de frente al Presidente.

Como es sabido, la senadora se la ha pasado litigando los asuntos que le andan endilgando desde el Gobierno con información oficial privilegiada. En la medida en que se acerque el proceso electoral presumimos que Xóchitl recibirá más y más andanadas que busquen señalarla como la adversaria a la que hay que vencer, pero, sobre todo, porque representa mucho de lo que el Presidente y sus furibundos seguidores presumen ser.

Xóchitl está obligada a dar un golpe de timón interno y externo. Las últimas semanas todo parece contracorriente, porque entre los muchos líos que le buscan y en los que se ha metido queda la impresión que en algún sentido la han dejado sola. Le han venido echando encima todo el aparato de gobierno que como en pocas ocasiones se ve y está fortalecido.

En otro tiempo el uso de los medios públicos, por ejemplo, para este tipo de acciones hubiera merecido repudio y una gran cantidad de críticas, a grado tal que muy probablemente hubieran tenido que suspenderse o de menos señalarse públicamente.

Por más que Claudia Sheinbaum quiera atemperar los ánimos su entorno le puede dar serios problemas. El riesgo mayor son las historias que le van contando, sobre todo, por la narrativa que se está buscando crear de que tiene virtualmente asegurado el triunfo. No vaya a ser al paso de los días que el mayor enemigo que termine teniendo Claudia esté en casa.

La candidata del oficialismo ha ido avanzando, porque para Morena y su entorno se acabaron las dudas. Claudia camina con el impulso, ayuda y fortalecimiento de su entorno, el cual se define entre convicciones y el oportunismo.

Xóchitl Gálvez todavía se encuentra en los terrenos de quienes en voz baja dudan. La senadora no se ha desinflado, más bien le han estado quitando el tiempo lo que le ha impedido quitarse de encima aquello de que se está desinflando.

Xóchitl está lejos de Claudia. Su ventaja es que su techo es alto a diferencia de su adversaria quien empieza a estar en los límites.

No hay duda que algo ha estado pasando con Xóchitl, pero tampoco hay duda que la quieren ver desinflada. No está en sus mejores días, pero no está desinflada, si lo estuviera no les causaría tanta inquietud.

RESQUICIOS.

No hay indicios de que vaya a llegar la paz a Medio Oriente. La historia está en los innumerables testimonios de la población civil. Hemos escuchado voces desgarradoras cargadas de dolor, odio y deseo de venganza.