Quebradero

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2018 no tendrá 2ª parte

Por Javier Solórzano Zinser

 

 El escenario político del 2024 pudiera colocar con una presencia nacional a tres fuerzas políticas. La más fuerte e influyente por ahora es la que encabeza Claudia Sheinbaum.

En las encuestas entre Claudia y Xóchitl Gálvez la diferencia es de dos dígitos. Si bien falta mucho, es un punto de partida que coloca la percepción que se va teniendo en el imaginario colectivo.

Sheinbaum tiene que sumar, porque ha ido poco a poco llegando a su techo. El nivel de conocimiento que se tiene en el país sobre la exjefa de Gobierno es realmente alto y más si lo comparamos con quienes pueden ser sus adversarios.

El reto por delante es convencer a los ciudadanos que no comparten todo lo que tiene que ver con la 4T. Para construir el “segundo piso” del proyecto de Morena va a tener que hacer algo más que continuar por la vía del lopezobradorismo.

En torno al Presidente no existe un proceso de gobernabilidad marcado por la autocrítica, lo cual podría estar pasando por alto que algunos de los proyectos van quedando truncos y serán cuestionables. Puede llegar el momento en que tomar distancia para Sheinbaum termine por ser un acto de sobrevivencia.

Xóchitl Gálvez va a terminar por ser el intento de algo más que el equilibrio electoral. Tiene elementos para hacerlo independientemente de lo que significa. El estado de las cosas puede ser favorable para que crezca una oposición que se haga valer.

El hecho de que muchos ciudadanos la estén viendo como una alternativa le abre un espacio y puede permitir que quienes no la conocen empiecen a familiarizarse. En las elecciones existen dos factores clave: por un lado, que se conozca quiénes participan, y, por el otro, quién genera empatía y confianza.

Xóchitl debe batallar para que la conozcan a nivel nacional. Por más atractiva que sea para sus simpatizantes, en términos nacionales se encuentra lejos de poder competir, los dos dígitos de ventaja que le lleva Claudia Sheinbaum tienen que ver con la fuerza que va adquiriendo la morenista, con López Obrador y con que mucha gente no sabe quién es Xóchitl.

La lógica de movimiento indica que la hidalguense si bien tiene un camino largo, es al mismo tiempo fértil. Su gran problema es y seguirá siendo el peso que los partidos políticos y sus dirigencias ocupen en el proceso. Su reto es saber cuándo y cómo pegar en la mesa para que las virtudes que le han visto muchos ciudadanos se puedan mantener ante la inocultable crítica en contra de los partidos.

Xóchitl ya es un factor. Es una buena adversaria de Claudia, quien llega con una amplia distancia. Llegará el momento en que la ciudadanía se pregunte quién de las dos puede gobernar independientemente del género.

Puede aparecer un tercer actor que, sin que lleve las elecciones a tres tercios, sí se coloque en el imaginario colectivo. MC tiene en su entorno más ruido que votos y simpatizantes. Sin embargo, viene un tiempo que le puede ser favorable cuando defina qué es lo que va a hacer. Si no va a ir ni a la esquina con el PRI es muy probable que juegue por la libre.

Es un enigma si Marcelo Ebrard y el partido vayan a presentar una candidatura juntos. Al interior de MC Marcelo no tiene simpatías, lo que lo coloca por ahora en un tobogán, porque en Morena dicen que lo quieren, pero no lo quieren mientras él patea el bote para adelante.

Bajo esta premisa MC seguramente se dedicará a cachar el mayor número de votos posibles. Requiere de un candidato que lo coloque en el imaginario colectivo y que por más que esté lejos de Claudia y Xóchitl aparezca en el escenario.

No será una elección de tercios, pero sí un proceso en donde tres fuerzas políticas tendrán presencia nacional; 2018 no tendrá una 2ª parte.

RESQUICIOS.

Morena quiere recuperar a plenitud la CDMX. Ayer echó a andar su proceso interno con personajes variopinto. Algunos conocen la ciudad e intuyen qué hacer con temas como la seguridad, otros creen que por conocer Tepito ya les alcanza.