La gran imitadora presidencial

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Por Ruby Soriano

En México decimos que es tiempo de mujeres y estos tiempos no han sido de celebración, sino de mucha ignominia, invisibilidad y atropellos.

Todo apunta que en 2024 será una mujer la que gobierne un país donde hemos sido un sector duramente olvidado por gobiernos de antaño y del presente inmediato.

Pensar en que una mujer se siente en la silla presidencial del país sin duda abre nuevas interrogantes sobre cómo y en qué condiciones se gobernará.

Las mujeres estamos convencidas de poder liderar muchos entornos, pero más aún, en ser los mandos que decidan y ejecuten voluntades colectivas.

En México las mujeres tenemos que aplicar un análisis con detallada consciencia para que con meses de anticipación evaluemos a quienes serán las candidatas en los comicios presidenciales de 2024.

La continuidad de un oficialismo que capitaliza al género como un bastión de poder, desmorona lo que hoy fortalece la versión de tener en los próximos meses a dos mujeres disputándose la silla presidencial.

Las mujeres en un país que atraviesa por su peor ola de violencia, cerramos filas para coincidir en lo que no queremos llegar a ser o reflejar frente a un perfil del actual oficialismo, que sirva sólo de disfraz para seguir acatando las instrucciones de un mesías.

En México no queremos a una mujer que sea una buena imitadora y emule hasta los ademanes del presidente en funciones.

Tampoco queremos a una mujer que se mueva bajo la simulación política de usar las arcas del erario público para ensalzar un egocentrismo que replica al mandatario en funciones.

En este país donde las mujeres se han cansado de alzar la voz para gritar: “Nos están matando”, no queremos una mujer que blinde los espacios públicos con escudos y toletes para amedrentar y violentar a más mujeres.

Tampoco queremos a una mujer simuladora que hable de austeridad y derroche grandes cantidades en promover su imagen como única y segura figura para ganar la candidatura presidencial en Morena.

Reprobamos a una mujer que invisibilice la violencia y sume como propios a los enemigos del Presidente.

Este perfil presidencial no es el que queremos muchas mexicanas que hoy vemos en Claudia Sheinbaum a la mejor imitadora del Presidente.

El tiempo de mujeres es imparable, pero también es verdad que el género planteará nuevos momentos políticos y de mandato que serán una prueba de fuego para ser continuidad o una propuesta seria de gobernanza en tiempos donde las mujeres serán las que detonen los resultados finales en la elección del 2024.

 

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