Quebradero

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La moral no es un árbol de moras

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Si bien el PRI no está muerto del todo, el mensaje que la ciudadanía le envió en el Edomex es contundente. A pesar de que la diferencia entre las candidatas fue de 8%, se aseguraba que sería el doble, el resultado deja al partido derrotado.

La cuestión está en que esto debe ser visto a través de algo más que la defensa de la causa y el proyecto. Todos los valores a los que apela el Presidente debieran tener como eje los principios que deben regir las causas.

No se puede acudir a éstas bajo cualquier circunstancia y suponer que actos que pudieran ser considerados de corrupción puedan ser justificados o avalados debido a que lo que está por encima de ello es un proyecto político o una causa que no sólo por ser enarbolada por él y sus militantes pueden ser desarrollados sin importar las condiciones en que se dan.

Es un asunto que va a cobrar factura. Los actos en que sus hermanos reciben dinero en efectivo no pueden justificarse únicamente porque todo era por un bien mayor, el cual por la forma en que se contempla y por la forma en que se le apoya termina perdiendo su valor en sí mismo.

La llamada moral y la política no es un árbol de moras. El proceso de cambio que el Presidente ha venido desarrollando requiere de una moral en que queda claramente establecido el valor de las cosas no en función de un bien mayor, sino de un consenso y un sentido de la vida que nos hemos dado todos.

Bajo la premisa de que todo se hace por la causa o por un bien mayor, se pueden estar utilizando mecanismos y formas que lo único que están haciendo es deteriorar el sentido de la política y de las formas de organización y convivencia.

Los primeros que tendrían que ceñirse a una política con base en principios convenidos son los políticos. Ellos son la cabeza de la sociedad y además son quienes desarrollan su trabajo en función de la ciudadanía, la cual es quien sustenta sus proyectos políticos y su vida misma.

Mucho de esto es lo que ha dicho y defendido López Obrador. La cuestión, que insistimos traerá secuelas, es que sin importar las formas ha colocado a las causas de su proyecto por encima de cualquier proceso que en otro tiempo fustigó y señaló.

La candidatura y el triunfo de Delfina Gómez dejan muchas preguntas, no tanto por las formas en que los obtuvo, sino que a lo largo de su historia política se han conjuntado una serie de hechos comprobados que colocan a la maestra cuestionada.

Bajo escenarios en que el fantasma de la corrupción justificada como causa esté por encima de cualquier circunstancia incluso de índole legal, se justifican actos que están en algunos casos fuera de la ley y en otros cuestionan la moral de la gobernabilidad.

Se comprobó que se le habían “pedido” o “quitado” un 10% de su salario a los trabajadores del municipio que ella encabezaba en Texcoco. No se señala que ella se haya quedado con el dinero o cosa parecida, lo que se pone en la mesa es que se utilizaron mecanismos fuera de la ley, incluso pudieron presentarse presiones para hacerlo, para que los trabajadores otorgaran un porcentaje de su salario, el cual seguramente, como también se ha informado, iba a la causa o al proyecto de la 4T.

Lo preocupante es que estos mecanismos se mantengan y que se repitan en los próximos procesos electorales Es un enigma lo que ha pasado en muchas dependencias oficiales en los cuales los trabajadores, a querer o no, probablemente han tenido que dar parte de su salario o colaborar con sus propios recursos a diferentes peticiones que tienen que ver con el proyecto del gobierno, con la causa o si se quiere con lo que llaman un bien mayor.

En medio de la confusión, por decirlo de alguna manera, se está justificando en muchos casos la ilegalidad; la moral no es un árbol de moras.

RESQUICIOS.

Marcelo Ebrard adelantó su decisión suponemos para tratar de emparejar el piso. En algún sentido busca que las otras “corcholatas” hagan lo propio. Va a pelear con todo la candidatura y no va a ceder, a pesar de que haya indicios de que hay una “corcholata” favorita, ya veremos si se mantiene la unidad.