Quebradero

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Voy derecho y no me quito

 

Por Javier Solórzano Zinser

Es probable que el Presidente esté buscando en esta parte final de su mandato la mejor fórmula para poder desarticular la estructura del Estado para poder echar la suya o algo parecido.

Va a ser difícil que en los próximos meses pueda lograrlo, porque se atraviesan muchos eventos que le pueden impedir moverse como en este momento lo está haciendo con su partido y afines en el Congreso.

Da la impresión de que se anda tanteando el camino, lanzando incluso buscapiés, para ver cuál es la reacción de lo que puede pasar ante nuevas propuestas. Algunas salen del ronco pecho de los y las legisladoras de Morena tratando de leer al Presidente, y otras están en línea con lo que se interpreta que es el proyecto de la 4T.

Cualquiera de estas circunstancias pudo estar en juego con la desafortunada y no casual propuesta de integrar el Inai y al Sistema Anticorrupción a la Secretaría de la Función Pública. Al ver la reacción no le quedó de otra al senador proponente que retirar la desaseada y hasta contradictoria propuesta.

En el fondo es una idea del Presidente. Para que nos demos una idea se estaba proponiendo que el Gobierno sea juez y parte de todo lo que tuviera que ver con la información, transparencia de datos, la lucha contra la corrupción y además decidir si responde a las demandas informativas ciudadanas; ayer quedó en claro que quieren dejar al Inai en vilo.

Se actúa como si en el actual Gobierno no se hayan presentado actos de corrupción. Segalmex sigue siendo un laberinto interminable, habrá que pasarle las cuentas al Insabi, sin perder de vista algunos asuntos que tienen que ver con el entorno inmediato del Presidente. Dicho de otra manera, no están en lo más mínimo ajenos a la corrupción.

Estos días hemos visto cómo Morena quiere gobernar a futuro, el Presidente y su partido se ven con muchos años más en el poder y en algún sentido están organizando lo que presumen será su presente y futura gobernabilidad.

Con razón siguen considerando como su base de Gobierno los 30 millones de votos del 2018. Si bien el triunfo fue contundente, no le dio una especie de vía libre para hacer muchas cosas que está haciendo. No se puede dejar de considerar que la mirada de la sociedad sobre el Gobierno, sobre el país y sobre ella misma ha venido evolucionando, en algún sentido la elección del 21 fijó nuevas miradas de la ciudadanía.

Por ahora los cambios en el Inai y el SNA no se dieron. Sin embargo, con el tsunami de reformas en el Congreso lo que se está buscando es desarticular las estructuras que se han ido construyendo con objetivos de libertad, pluralidad, participación, ciudadanización  y democratización.

La sociedad no puede regresar al estatismo como forma de organización y gobierno. En la medida en que se vayan desmontando las estructuras de lo que llaman “neoliberales” lo que inevitablemente surgirá es cómo suplirlas, porque lo otro será las miradas unilaterales o la utilización de estructuras de gobierno que han sido superadas.

Bajo esta perspectiva el futuro es inquietante, porque no podemos estar en el interminable toma y daca para que sea la Corte la que defina y determine y más a partir de que algunos ministros han tomado partido por el proyecto del Presidente más que por el Estado de derecho.

López Obrador entiende de manera clara que una de sus fortalezas está en la debilidad de la oposición. Ésta ha sido una constante a lo largo del sexenio. Sabe que tiene una gran capacidad de maniobra en sí mismo, pero también que ante el inevitable desgaste no tiene contrapesos considerables ni equilibrios.

Quizá esté menos definido el futuro de lo que se cree. Se andan cruzando muchas variables.

RESQUICIOS

Más allá de la decisión que se ha tomado anoche sobre el Inai, está claro que Morena está dispuesto a cualquier cosa con tal de nulificarlo. La absurda defensa que se hizo desde la tribuna ante la manifestación de la oposición prueba lo que están dispuestos a hacer y seguirán haciendo.