Espiar civiles para aplacar “revueltas”

Share

Por Ruby Soriano

El tiempo se agota para el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y cada vez está más lejana la congruencia de un mandatario que olvidó sus propios principios y promesas, que hoy han sido desdibujados por una terquedad de imposiciones absolutistas.

Las palabras del Presidente están presentes cuando dijo que en su sexenio no se espía a nadie.

Y sin embargo, las recientes investigaciones periodísticas, resultado de las filtraciones que están fluyendo luego del hackeo a los servidores del ejército vía Guacamayaleaks, dan cuenta que la práctica ejecutada en sexenios anteriores al lópezobradorismo continúa en el actual gobierno, donde se ha hecho uso del sistema Pegasus para espiar a activistas de derechos humanos y periodistas.

La gravedad del tema no es menor, sobre todo cuando el mismísimo Presidente desdeña las pruebas exhibidas no sólo por filtraciones, sino por investigaciones periodísticas que revelan los nombres y puntual monitoreo que desde el Centro Militar de Inteligencia se hace a civiles.

López Obrador dice que no es espionaje y es inteligencia militar, lo que convierte su respuesta en una durísima aceptación de los excesos castrenses que implican un grave riesgo para el ejercicio de la libre manifestación de ideas y acciones sociales.

Un poder presidencial que respalda el espionaje militar, lo coloca en la débil línea del intento de autoritarismo en un régimen donde no se tolera la crítica, se admiten los excesos del ejército y se descalifica al periodismo que investiga y ventila los excesos de poder.

A esto hay que sumar la ausencia de la defensa de los Derechos Humanos, una vez que la Comisión se ha convertido en una oficialía de partes gubernamentales, donde se frena toda denuncia o queja en contra de los actos de gobierno y personajes que se hallan en el ejercicio del poder.

Los actos de espionaje castrense no pueden ser minimizados con el dolo de justificar estas acciones como una forma de “resguardar la seguridad nacional”.

El Presidente AMLO con su argumento más débil descalifica al periodismo de investigación que ha dado puntual seguimiento a un tema más que puntilloso al develar que el Estado sigue siendo el mismo que oprime y espía a quienes desde el activismo exhiben los excesos gubernamentales.

El tiempo se agota para la izquierda en México. Una izquierda que terminó transformándose en todo aquello que criticó, cuestionó y reprobó.

Los tiempos del lópezobradorismo en México soplan con mucha censura y la letal idea de que el único pensamiento válido es de quien hoy se erige como el “Gran Mesías” de la cuarta transformación, quien, en términos reales, dejó en el camino gran parte de su doctrina y de sus propios mandamientos que hoy resultan ser sólo una burda caricatura de lo que inicialmente fingió querer llegar a ser.

 @rubysoriano     @alquimiapoder

www.alquimistasdelpoder.com

losalquimistasdelpoder@gmail.com