Una Cumbre de buenos deseos
Por Javier Solórzano Zinser
Entre que López Obrador insistió y que el tema es de la mayor importancia, la migración se convirtió en un asunto medular en la Cumbre de América del Norte.
Lo importante, no sólo con la migración, será ver hasta dónde llegan los acuerdos. Las buenas intenciones, los saludos y las fotos son parte de los encuentros, pero lo relevante es la instrumentación de todo lo que se dijo en esa especie de mañanera en que se convirtió la conferencia de prensa de los presidentes.
Para algunos, la forma en que se maneja López Obrador es motivo de crítica o de desmedido reconocimiento. Los críticos las ven como expresiones políticas que colocan al Presidente en escenarios como nunca se había hecho. También hay quien lo ve como un desplante profundamente ideologizado, tratando de establecer posiciones de fuerza, que mucho sentido no tiene en este tipo de encuentros.
El Presidente no va cambiar. Aprovecha cualquier espacio para hacer valer lo que cree y lo que quiere que otros conozcan, lo que puede incluir llevarlos al balcón de Palacio Nacional.
López Obrador también pone sobre la mesa detalles de sus programas de Gobierno. Puede enfurecer y puede también ser defendido por sus seguidores, pero desde donde se vea y, más allá de que sea el Presidente de México, tiene capacidad de maniobra y peso para hacerlo.
No importa si juega de local o visitante, como se vio en la Casa Blanca y en la ONU, actúa a su antojo sin importar donde se encuentre. La diplomacia no se le da, como se ha podido ver en el desarrollo de la política exterior de su Gobierno.
Lo importante, más allá de estas consideraciones, tiene que ver con los acuerdos que se alcancen para México en la Cumbre. Algunos asuntos de enorme relevancia para los tres países no fueron discutidos, los buenos deseos y algo así como el club de los elogios mutuos, se llevaron buena parte de las participaciones, por lo menos en lo público.
La creación del Comité Conjunto de Sustitución de Importaciones para América del Norte, si bien puede ser importante para la región, también puede colocar a México bajo problemas internacionales, porque se tiene que considerar que se va a hacer con todos los países del mundo con quienes tenemos tratados comerciales bilaterales. Las buenas intenciones pueden enfrentar la estrategia comercial que se ha seguido en los últimos años con el aval, por cierto, de toda las fuerzas políticas del país.
Las diferencias en los temas de energía, los cuales están debatiéndose en el T-MEC, son otros de los asuntos que podrían enfrentar los buenos deseos. No falta mucho para saber qué establecerá el panel de controversias, por ahora se vislumbra que Canadá y EU, en ese orden, podrían obligar a México a cambiar su política o a pagar una fuerte multa.
Con el tema migratorio, sin dejar de reconocer los esfuerzos que se están haciendo, no se debe pasar por alto el gran problema que padecen los migrantes en nuestro país. Las afirmaciones del Presidente distan de ser la condición de lo que se vive en las fronteras.
El problema seguramente se nos va a agudizar con la llegada de los 30 mil migrantes que expulsará EU hacia México cada mes. Si tenemos problemas de hacinación, salud, incapacidad de atención, junto con altos niveles de corrupción de la mano de la delincuencia organizada, no van a ser suficientes las buenas intenciones para enfrentar un problema multilateral.
El tiempo dirá si “la cumbre de los buenos deseos” tiene resultados. López Obrador deja el poder en dos años, Biden tiene elección crucial, también en dos años, y Trudeau quizá sea el único que vive, por lo menos por ahora, menos presionado; veremos hasta dónde llegan los buenos deseos.
RESQUICIOS.
El conflicto del gobernador de Jalisco con la UdeG está entrando en los terrenos de problema nacional. La detención y liberación condicionada de los tres estudiantes que protestan por la construcción de un conjunto habitacional y comercial, es un escenario más de todo ello.