Quebradero

Share

Morenistas en voz baja

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Se ve difícil que en el Senado se pueda aprobar el Plan B de la Reforma Electoral, lo que no quiere decir que los próximos días nos pueda aparecer una sorpresa.

Se aseguró que el Plan B en la Cámara de Diputados se iba a debatir, pero de la noche a la mañana se presentó en el pleno, donde se exhortó a que se discutiera, lo cual difícilmente se iba a poder hacer.

Lo que acabó pasando fue un nuevo caos en que unos decían que estaban dispuestos a debatir sin haberlo hecho en comisiones dándolo a conocer a la oposición en el pleno, en tanto que ésta se quejaba de que no había manera en que se desarrollara el debate, porque el documento estaba siendo presentado en ese momento.

No hay que darle muchas vueltas para suponer que no había disposición de debatir de no ser bajo el escenario de colocar a la oposición contra las cuerdas. Se aplicó la maquinaria del partido gobernante en un debate sobre un tema que al Presidente le es particularmente importante.

A querer o no, sigue retumbando la marcha del 13 de noviembre, porque al final resultó como un punto de partida para el debate, pero sobre todo para que un grupo de ciudadanos se manifestara en su contra lo que provocó que la marcha no pasara de largo en Palacio Nacional.

El Presidente, al final, acabó mandando un Plan B, que, en el fondo, de alguna manera, va por los mismos rumbos que la reforma: desarticular al INE y hacerlo un cuanto tanto a su imagen y semejanza. Más allá de que prevalece la idea de que el Presidente no se quiere quedar con las manos vacías sin soslayar que quiere cambiar al INE a como dé lugar, su interés está en hacerlo parte de su proyecto político en una sociedad fundamentalmente plural.

No está muy claro qué es lo que viene de no ser la conjunción de líos, caos, descalificaciones, amparos y una andanada de adjetivos mañaneros. Lo que se puede adelantar es que a como dé lugar se va a tratar de aprobar el Plan B en el Senado.

Ricardo Monreal va a mover sus piezas, pero va quedando muy claro lo que le pueden significar sus movimientos hacia los terrenos del rechazo al Plan B.

En este lance podría empezar a definirse su futuro en Morena. Los “duros” en el Senado ya no saben cómo deshacerse de él, en ocasiones con argumentos atendibles al interior del partido, pero en la gran mayoría de los casos con adjetivos que alcanzan el desprecio y menosprecio hacia el zacatecano.

Como en Morena les da por acordarse del pasado priista de vez en cuando, al senador se lo recuerdan, pero se les olvidan todos los expriistas que hay en ambas cámaras y en más de alguna alcaldía y gubernatura. A Monreal se le señala porque no logran controlarlo y porque es fundador del partido, pero a los otros ex los tienen controlados, sometidos o pasaron que ya son considerados parte de la tribu y puros; los bandazos que han dado algunos son épicos.

El Presidente ha dejado que golpeen a Monreal empezando por la estridente gobernadora, otra expriista salinista. Difícilmente la audioteca de la gobernadora no era conocida por el inquilino de Palacio Nacional, más bien cabe la hipótesis que con conocimiento de causa se haya dejado camino libre para la campechana.

En el Senado Monreal puede terminar siendo la mano que mece la cuna. Sin embargo, también pudiera ser que ande engañando con la verdad, dicho de otra manera, que aliente el debate para tranquilizar a la oposición, pero que al final acabe siendo parte de la maquinaria que apruebe el Plan B.

Buena parte de su futuro está en un debate en que al igual que otros morenistas tienen opiniones diferentes sobre el multicitado y cuestionable plan.

La cuestión está en que más de algún morenista lo dice, pero en voz baja.

RESQUICIOS.

La lógica, que, por lo regular falla, indica que Brasil y Argentina deben jugar la semifinal, habrá que ver qué piensan Países Bajos y el muy interesante equipo de Croacia. Ya no se vale equivocarse en partidos al límite cargados de riesgos. A gozar y sufrir y saber lo lejos que estamos.