A cuatro años de gobierno de AMLO, pilares democráticos sufren embates; la “4t” no es un gobierno, sino una narrativa que toma decisiones en función del “mito que quiere edificar”, sentencian analistas en la FIL

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A cuatro años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, éste es menos democrático y está enfocado no en transformar, sino en demoler lo construido, plantearon analistas y académicos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Durante el panel “Instrucciones para desarmar una democracia: El cambio de régimen en el México postransición”, la politóloga Denise Dresser expuso que el régimen de la “cuarta transformación” sí ha logrado un cambio de régimen, pero menos democrático.

Señaló que la destrucción metódica de la institucionalidad “ha empoderado a un solo hombre, parado en el llano en llamas tendido desde Palacio Nacional”.

“La transformación como seducción y erosión democrática, a mí sí me parece que ya estamos frente a la posibilidad de un nuevo régimen, es menos democrático. Ahora a cuatro años de distancia, ¿qué sorprende? Ver cómo seguidores, promotores fueron seducidos por una promesa de cambio que se distancia día con día de las aspiraciones democráticas”, expuso.

Para Dresser, el lopezobradorismo fomenta “una plétora de ideas francamente xenofóbicas y simplemente patrioteras, alarmantemente militaristas y autoritarias”, planteó durante su participación.

Mencionó que la “4T” no es un gobierno, sino una narrativa y que su estrategia se basa en destruir el pasado, pero sin construir nueva institucionalidad. “Es un gobierno que desatiende los resultados y consecuencias, y busca demoler lo que se logró construir”.

“Su gobierno no se concibe como regulador, como administrador, defensor del Estado de Derecho. Más bien es una legión combatiente, que toca los tambores de guerra a diario, con escenografía, con centralización y por ello las decisiones que toma no están fincadas en la realidad que promete transformar, sino en el mito que quiere edificar. Su proyecto es colgar un espejo que lo refleje al doble. De su tamaño, importa más cómo se ve, qué mensaje manda, que sí funciona o no”, explicó.

Blanca Heredia, profesora-investigadora en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), consideró que a nivel mundial, la democracia está sufriendo embates en tres de sus pilares: elecciones libres, Poder Judicial y una prensa libre, y eso también está sucediendo en México.

“En el caso mexicano, hay un conjunto de abolladuras en esos tres pilares fundamentales. Donde hasta el momento veo en la operación concreta menos abolladuras es en la parte de elecciones libres, pero está en riesgo dada la reforma que el presidente y su gobierno están impulsando”, subrayó.

Sobre el segundo pilar, consideró que ha resistido los embates de un gobierno que ha hecho rechinar al país al tocar los límites constitucionales. Un ejemplo de ello, dijo, fue la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de declarar inconstitucional la prisión preventiva oficiosa para delitos fiscales.

“No es porque esté a favor de la evasión fiscal, sino porque evidentemente es el principal instrumento del gobierno en contra de la oposición. En lo individual, porque así trabaja el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, trabaja por la vía de atemorizar a individuos, no de forma colectiva, entonces la Corte lo privó de un mecanismo fundamental de cara al 24”, destacó.

En el caso de la prensa libre, dijo que se ha podido resistir, pero a un costo alto por el número de periodistas que han perdido la vida.

Carlos Bravo Regidor, maestro y doctor en Historia en la Universidad de Chicago, consideró que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador fue más un cambio en el sistema de partidos que un cambio de régimen.

Bravo Regidor consideró que en los últimos años, México ha atravesado por un proceso de involución democrática, pues si bien todavía hay partidos, ya no hay un sistema de partidos propiamente.

“El colapso del sistema de partidos de la transición se desplomó como nunca y quizá para siempre. No es que dichos partidos hayan desaparecido, es más bien que fueron, sobre todo el PRD y el PRI, devorados por el lopezobradorismo, y de ahí en adelante ese síntoma se ha hecho más evidente manifestándose como un proceso desacelerado de desinstitucionalización”, expuso.

Carlos Pérez Ricart, también investigador del CIDE, mencionó que actualmente México navega en un proceso transformador hacia un rumbo ambivalente todavía por definir. Sin embargo, destacó que el presidente ha sido incapaz de enfrentar las críticas a sus políticas públicas que han fracasado.

También dijo que el obradorismo como estilo de gobernar no podrá volver a ser replicado, y concluyó diciendo que el 2024 será muy distinto a lo que se imaginó aquella noche de triunfo de 2018.