Quebradero

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Guacamaya debe cambiar las cosas

Por Javier Solórzano Zinser

Ante la opinión pública la institución vigilante de la seguridad nacional y la seguridad ciudadana no ha hecho acuse de recibo de los correos hackeados por el Grupo Guacamaya.

Ni el Presidente ni la Sedena pueden seguir bajo el no está pasando nada. Si bien la información no es evidencia de acciones concretas, sí muestra las formas en que se ven las cosas en el ámbito militar.

En momentos en que estamos teniendo un rudo y saludable debate sobre las Fuerzas Armadas, el boquete que le han abierto a la Sedena merecería una explicación pública y transparente bajo el régimen de rendición de cuentas para que los ciudadanos sepamos qué está pasando.

Es claro que muchos asuntos de la Sedena pertenecen al ámbito de la seguridad nacional, lo cual obliga a la secrecía. Sin embargo, ante el hackeo estamos en terrenos de la obligada explicación, sobre todo en asuntos que afectan directamente a la sociedad.

Se ha dado a conocer información que transita en la presunta violación de los derechos humanos por parte de militares, el espionaje y hasta la venta de armas. Al ser documentos internos la cuestión es si se actuó ante ello y si las presuntas víctimas y familias fueron atendidas.

Otro asunto que pareciera pasar absurdamente de largo es precisamente el de la venta de armas a la delincuencia organizada en la cual estarían participando militares. Nadie ha negado que en algunos casos se vendieran armas casi enfrente de los campos militares, no hay manera alguna de que no se supiera empezando por quienes resguardan los cuarteles.

A esto se suman las informaciones sobre presuntas complicidades entre las Fuerzas Armadas y la delincuencia organizada. Hasta ahora no se ha hecho nada quizá bajo el supuesto de no hablar de las cosas es sinónimo de que no pasan.

El Tren Maya también aparece en la larga lista de los correos. Ya habíamos hecho referencia a que en los documentos se manifestaba la preocupación de que en el tramo 5 y 6 las condiciones para la construcción eran de alto riesgo para el estratégico y bellísimo subsuelo de flora y fauna en la zona.

La información debiera ser un elemento más para cambiar la ruta o cancelar el tramo Cancún-Tulum para defender el medio ambiente, como a lo largo de varios años lo han venido haciendo especialistas a quienes se les ha dicho de todo.

Esta muestra de lo mucho que hay en los correos hackeados obliga a que debatamos el papel de las Fuerzas Armadas. Nadie está proponiendo que los soldados regresen en lo inmediato a los cuarteles; sin embargo, no tiene sentido pasar por alto lo que está ocurriendo al interior de la Sedena cuando surge información que lleva a una gran cantidad de cuestionamientos sobre la forma en que se hacen las cosas.

La Sedena no es un ente aparte de la sociedad. Su fuerza está precisamente en ser una dependencia estratégica para la vida del país. Por lo mismo no se puede dejar de exigirle transparencia, además de ser la dependencia que más ha crecido y que más dinero está recibiendo.

En el debate sobre la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028 lo que menos se discutió fue el papel de los militares. No queda del todo claro cuál va a ser el proceso paralelo hasta 2028. Sigue la confusión a la que abona el titular de la Defensa, quien con desdén le informó a los diputados que lo convocaron a una comparecencia que si querían hablar con él los esperaba en su oficina.

Suponen que no nos estamos dando cuenta de lo que pasa, a la vez que tampoco tiene sentido basarse en que el tema no está metido entre el grueso de la población.

Pensar de esta manera pasa por el menosprecio y por una concepción básica de lo que es la gobernabilidad.

RESQUICIOS

Desde el viernes en la noche Kenneth Smith, experimentado experto en el T-MEC, nos dijo que no había ningún indicador que conozca para asegurar que EU se haya “desistido” de sus demandas contra México en el tratado; el sábado se confirmó por las autoridades vecinas.