Quebradero

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Bajo el efecto teflón

Por Javier Solórzano Zinser

Está tan diluida la oposición que se la pasa esperando el más mínimo tropiezo del Presidente o de su gobierno para señalarlo bajo el supuesto de que eso le puede abrir espacios.

Después de más de cuatro años el Presidente sigue bajo el halo de intocable. Su popularidad no baja y según algunas encuestas en las últimas semanas se ha incrementado.

La lógica indica que un tema como el hackeo tendría que afectar la gobernabilidad; sin embargo, las cosas son de tal manera que el Presidente y la Sedena ni siquiera han hecho un acuse de recibo del hackeo.

Las cosas que hemos ido conociendo en algunos casos son merecedoras de atención y de una explicación, otras habrá que entenderlas como reportes o indicadores de procesos informativos no necesariamente acabados.

Sin embargo, el hecho de que nos hayamos enterado que los narcotraficantes compran armas en lugares que se encuentran frente a campos militares es un asunto que debería de alarmar al mismísimo Presidente; el asunto no ha sido hasta ahora desmentido.

Tarde que temprano todo lo que se está conociendo tendrá repercusiones. Quizá no le peguen al Presidente e incluso no le lleguen a afectar, pero las secuelas van a ser graves porque lo que muestran muchos de los reportes es lo expuesta que está la Sedena y los muchos flancos abiertos que tiene en donde no pareciera que se esté actuando, como es el caso del asunto de la venta de armas.

La oposición quizá esté esperando que este tema pueda “ayudar” para que el Presidente se vea afectado en su popularidad. Por ahora no hay indicios de ello, es más, da la impresión que el asunto pudiera no trascender en el imaginario colectivo. Mucho de lo que se está conociendo se está interpretando como una estrategia contra el Presidente, no es casual que López Obrador y la Sedena lo estén minimizando.

Hablar del tema es concederle importancia sin reparar en atender la gravedad que tiene el que la Sedena esté expuesta, estamos hablando de la dependencia encargada de la seguridad nacional, aunque esté encargándose de todo.

La oposición anda cazando algún momento o circunstancia que coloquen en la adversidad al Presidente; sin embargo, si nos atenemos a lo que pasa en el día con día ese momento no parece que vaya a llegar. El problema para López Obrador podría estar más bien cuando deje la Presidencia y muchas de las cosas que va dejando pendientes o que no ha hecho se le echen en cara, el balance del sexenio en este momento tiene muy poco de promisorio.

Un fenómeno similar se está dando con el publicitado libro El Rey del Cash, de la periodista Elena Chávez. Sin conocer el libro, presumimos que contiene información que debiera afectar al Presidente. Sin embargo, insistimos sin haberlo leído, pudiera tener información que no puede comprobarse o que sea parte de dichos.

Como fuere, se ha creado un entorno que pretende señalar de antemano al Presidente en varios temas que sistemáticamente han sido justificadamente motivo de crítica y cuestionamientos. Uno de los más presentes es la interrogante sobre cómo ha vivido a lo largo de todos estos años el tabasqueño y cómo es que se ha sostenido su movimiento.

Mientras la oposición siga esperando elementos externos que coloquen en la adversidad al Presidente, el futuro le seguirá siendo tan incierto y oscuro como le ha sido desde hace cuatro años.

En medio del hackeo y del libro uno supondría que el Presidente tendría que hacer acuse de recibo y control de daños. No parece ser que esté haciendo ni lo uno ni lo otro, sigue bajo la confianza plena de su popularidad.

Parece que el Presidente se la va a pasar los seis años bajo el efecto teflón, la interrogante es lo que vendrá después.

RESQUICIOS

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