Quebradero

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¿Y después del 2028?

Por Javier Solórzano Zinser

No creemos que esté en el ánimo de la mayoría de las y los legisladores regresar en el corto plazo a las Fuerzas Armadas a los cuarteles, el debate no pasa centralmente por ahí.

Independientemente del análisis que se debe hacer de lo que ha pasado en estos años, no tiene sentido plantear un cambio en el aquí y ahora, porque las consecuencias serían sin duda de alto riesgo e incluso dramáticas. Las secuelas serían brutales, porque como están las cosas no hay manera de sustituir al Ejército, sin por ello no dejar de hacer un profundo balance de lo que se ha hecho y deshecho en estos 16 años entre los que están de la actual administración.

En diferentes conversaciones con legisladores el común denominador es que las Fuerzas Armadas deben regresar a los cuarteles tarde que temprano, la clave radica en el cómo.

En Morena se habla en voz baja del tema, no hay quien se atreva a plantear una posición diferente porque la línea está clara, no cabe otra posición que no sea la que viene de Palacio Nacional.

La determinación está clara. Lo que ha pasado estos días más que debatir el tema ha sido tratar de convencer a quien se deje para sumar los suficientes votos. Las presiones han estado a la orden del día a decir de muchos legisladores y como no hay manera de saberlo todo, queda en el aire de no ser que se trate del caso de Alito, quien de plano dobló las manos; por si fuera poco Ricardo Monreal habló del caso como un fantasma del pasado.

Lo que no parece ser motivo de atención y reflexión es el hackeo a la Sedena. Si bien se habló tangencialmente de ello, no terminó por trascender como debiera. Sería un momento indicado para hablar del hackeo en cuanto forma y fondo por el debate que se tiene desde hace algún tiempo sobre el papel de las Fuerzas Armadas.

Es tiempo de solicitarle al titular de la Defensa una explicación sobre el hackeo y lo que ya está provocando. Las cosas están para que comparezca y que no le haga como la vez pasada en que hizo mutis a la convocatoria dejando plantados a los legisladores.

La información más reciente producto del hackeo reporta sobre presuntas relaciones de los gobernadores del sureste o de sus equipos de trabajo con la delincuencia organizada. El hecho en sí mismo merece una investigación, porque está claro que todo lo que se está reportando sobre la Sedena en función de hackeo del grupo Guacamaya es “cierta”.

Con todos los temas que han surgido se han abierto varios frentes. El de mayor atención sigue siendo el de la seguridad. Poner un límite al 2028 no tiene mucho sentido si no se desarrollan estrategias paralelas efectivas que permitieran que en el mediano plazo los militares regresen a los cuarteles.

El ánimo y objetivo de Morena, por ende, del Presidente, están en tener a los militares en todos lados, cada vez queda más claro que no se trata sólo de la seguridad. Sin embargo, insistimos que hay un número significativo de legisladores del movimiento que no están de acuerdo en el planteamiento del 2028.

Lo que puede resultar interesante es lo que está pasando en Morena en donde se empiezan a reconocer las diferencias internas.

Una cosa es que se hable de ello en voz baja y otra que se haga abiertamente como pasa ya en el Senado. Ayer en el programa Sitio abierto en radio Congreso, el senador por Morena Eduardo Ramírez reconoció las diferencias, al tiempo que dejó claramente establecido que no pueden quedarse las Fuerzas Armadas en las calles, pero que por ahora es la opción; al momento de terminar QUEBRADERO no se conocía el resultado de la votación.

Si no hay un plan paralelo en el 2028 querrán el 2030 y más para seguir enfilándonos a una muy riesgosa militarización.

RESQUICIOS

Esperanza Gallardo buscaba a su hija Betzabé desde el 13 de enero de 2021. La joven desapareció en Puebla. Ayer se dio a conocer que la madre buscadora fue asesinada en la misma colonia donde vio por última vez a su hija. ¿Quién defiende a los defensores de los derechos humanos?