Quebradero

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Una consulta milusos

Por Javier Solórzano Zinser

El Presidente tiene a las consultas como instrumento paralelo de su gobernabilidad.

Hace a un lado al INE, porque en el fondo le estorba la formalidad que significa una consulta bajo el Estado de derecho. La consulta le sirve al Presidente como mecanismo para ejercer la democracia bajo sus particulares consideraciones, por más que en sentido estricto no cumpla con los requisitos de ley a la cual sabe bien cómo darle vuelta.

No se le puede señalar por estar violando la ley. Lo que quiere es sembrar una idea eventualmente fundamentada con la participación de los ciudadanos. De antemano todo indica que la consulta terminará probablemente como imagina y quiere el Presidente.

Lo que se quiere con la consulta es tener elementos para justificar sus decisiones en materia de seguridad, área que ha recibido las mayores críticas. También será útil para señalar a todos los críticos, lo que incluye a los legisladores que no votaron por la propuesta, para evidenciar con la consulta a quienes no piensan como él. Va a tener con la consulta y su previsible resultado elementos para decir que tiene la razón; hasta ahora las consultas han tenido resultados que han terminado por favorecer al Presidente.

Sigue siendo un referente la cancelación del Aeropuerto en Texcoco. Poco importó si esta consulta cumplía con los requisitos de ley y de valor estadístico. De lo que se trataba era de tener elementos para poder cancelar la obra sin dejar de reconocer que existían aspectos cuestionables de la construcción.

Con voluntad se pudo considerar la remodelación de la obra, lo cual recordemos tenía el aval de expertos de México y el mundo. Con voluntad también se pudo reducir el presupuesto, lo que sucedió es que el entonces presidente electo quería un elemento, como lo fue la consulta, para cancelar la construcción, la cual consideraba una manifestación de la corrupción de la pasada administración, lo cual, por cierto, hasta ahora no ha sido comprobado.

Con la consulta López Obrador quiere conocer lo que piensa y quiere la población respecto a la militarización y la extensión de su presencia en las calles hasta el 2028 que parte de un hecho manifiesto, la ciudadanía tiene empatía con las Fuerzas Armadas.

Se sabe de antemano la respuesta. No se está llevando a cabo una discusión en que se pongan sobre la mesa elementos que permitan a la ciudadanía tener una perspectiva amplia para decidir.

De lo que se trata es que con base en una estrategia que se ha desarrollado a lo largo de todos estos años, en la cual los militares son el eje de la misma, preguntarles a los ciudadanos sobre si quieren a los militares en las calles hacia el 2028 y si quieren la militarización que se ha venido intensificando como estrategia única en materia de seguridad a lo largo de todo este tiempo, camino bajo supuestos que el gobierno se ha encargado de fortalecer.

La consulta al final de cuentas no solamente le servirá al Presidente para confirmar lo que piensa del tema, también le va a servir para señalar una vez más al INE al que sigue teniendo en la mira.

Todo ello en el marco de la propuesta de Reforma Electoral que presentará la semana que entra. López Obrador quiere deshacerse del instituto y sobre todo de algunos de sus consejeros.

Hemos visto que no son tiempos en donde el razonamiento y la voluntad política sean considerados. Recordemos que la Cámara de Diputados realizó hace algunas semanas un extraordinario ejercicio de Parlamento Abierto para debatir sobre la Reforma Electoral del Presidente, el cual fue ocasión de grandes debates desde donde salieron ideas que obligan a cambiar más de alguna coma.

Será una consulta multiusos.

RESQUICIOS

La comparecencia del titular de Bucareli pareció moverse en el “no me queda de otra que asistir”. Las cosas están trabadas y así seguirán. Las buenas formas del secretario crearon un ambiente amable, pero al final prevalece el discurso y el sentido como es de esperarse de ysq.