¿Inflación presente?

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Por Rafael Arias Hernández

Lo electoral es importante para la política, porque ayuda a decidir y definir quién o quiénes deben gobernar.

La economía a su vez es, para todos en general, determinante para la subsistencia y el desarrollo, ya que atiende necesidades y facilita la solución de problemas.

Importante tener siempre presente, que sin políticas económicas gubernamentales, oportunas, actualizadas y eficaces, no hay ni habrá buenos resultados y las cosas irán de mal en peor.

Imposible ignorar o minimizar los efectos de la inflación de más de 15% para grandes grupos, y cuyo índice promedio supera el 8% anual; efectos que reducen aún más, la poca capacidad de compra de las mayorías, limitándolas y empobreciéndolas, cada día más y más. ¿Qué se hace al respecto?

Inflación complicada y alentada, por las consecuencias recesivas o de estancamiento económico, que no solo agravan la situación, sino que notoriamente ocasionan más y más inconformidad y malestar social.

Y para colmo, también se debe agregar la notoria incapacidad, ignorancia e irresponsabilidad gubernamental, no solo en la estructuración, programación y buen uso de los recursos públicos y las atribuciones institucionales, sino también en el manejo de otros aspectos sumamente importantes, como una deuda pública que se complica y crece ( en más de 14 billones de pesos), con presupuestos gubernamentales dependientes del endeudamiento, limitados, inconsistentes y, en todo caso, deficitarios (casi un billón para 2023); presupuestos cuya disposición y ejercicio es tan arbitrario y fuera de control, que se ha convertido en un gran negocio, para quienes  reestructuran, reprograman y sobre endeudan como les conviene.

Por lo pronto baste recordar y señalar que el manejo de las finanzas públicas va de mal en peor, a pesar de todo lo que se diga.

Para colmo. Otra inocultable preocupación es el hecho de que se espera y pronostica por muchos, que esta situación se prolongará cuando menos por 18 meses con una inflación presente.

A este breve y rápido análisis de una perspectiva o panorama general actual, hay que agregar otros aspectos.

¿Qué hacer en casi un año y medio, que se reanuden los procesos electorales en el país? Desde luego, habrá que ocuparse de las elecciones que ocurrirán en 2023, en el Estado de México y Coahuila.

Pero por ahora hay que señalar que, en lo político, con los resultados electorales últimamente obtenidos, y con un seguimiento permanente de la opinión pública, se puede comprobar que en general, es notorio el grado de pérdida de confianza y falta de representatividad que tienen los partidos políticos. Unos son casi fantasmas; y otros solo son un grupo de aferrados, al disfrute de los recursos públicos que obtienen por no hacer nada.

La pérdida de representación y de atención a la población, ha ocasionado la decadencia y ausencia de los partidos políticos; y también, señala y exhibe debilidades, insuficiencias y deficiencias gubernamentales.

Es oportuno comentar, sobre todo en los temas de interés popular actual, y de mayor atención a la presencia y participación ciudadana y colectiva, que la organización y movilización social son crecientes, espontáneas y en su mayoría de inconformidad y protesta; ambas, hasta hoy, afectadas y atrapadas en desatención, desinterés y conformismo partidista y hasta gubernamental

Una vez más se prueban y comprueban limitaciones y alcances, de un sistema político obsoleto, deficiente y de permanente exigencia de actualización y modernización. Hoy por hoy, lo ciudadano y social exige atención, solución y mejoramiento, que sin duda puede recibir con una organización y movilización ciudadana más responsable y activa, apoyada por una revolución tecnológica que motiva y facilita la rápida y amplia comunicación social.

En todo caso, lo cierto es que el cambio no viene solo, ni impuesto de arriba hacia abajo, en automático o por milagro.

En este contexto, en forma breve y rápida, podemos afirmar que es imposible ocultar la crisis económica que sigue presente y con posibilidades de aumentar y complicarse, alentada básicamente por tres cuestiones: primero, un ineficiente e insuficiente enfoque y atención, control y fiscalización de las finanzas públicas, que están en manos de presuntos responsables y sus cómplices dentro y fuera de los aparatos gubernamentales; segundo, cuestionadas estructuras y funciones, políticas y disposiciones gubernamentales, plagadas de actividades y costumbres obsoletas, insuficientes y contradictorias; y tercero, por una ciudadanía y sociedad, que en su inmensa mayor parte y hasta hoy, todo lo padece, soporta y paga, en un desinterés y conformismo que en muchos casos se ha vuelto costumbre, pero que en otros, ya se expresa, de múltiples formas y con más frecuencia, como insatisfacción, inconformidad y rechazo.

La recesión, o contracción, o “estanflación” es una amenaza real, con precios de mercancías y servicios que siguen en aumento y limitan o reducen la capacidad de compra de las mayorías. Situación que sin duda se agrava, con las notorias influencias del exterior, concretamente las ocasionadas con otros países con los que estamos vinculados, de una o muchas formas.

Oportuno recordar, que una de las cuestiones que hay que revisar, precisar y mejorar, es la capacidad que debe tener el Estado (y todos sus gobiernos), para intervenir en los mercados y, sobre todo, para alentar e impulsar la economía; capacidad que le permita intervenir e influir en la cadena de formación de precios, que facilite producción, como distribución y consumo. Prioritario enfrentar inflación.

Indispensable saber, analizar y discutir, cómo marcha la economía, la situación y perspectivas de las finanzas públicas, condiciones y oportunidades para hacer negocios y desarrollar empresas. Sobre todo, cuando se sabe y padece una inflación que empobrece, deteriora, elimina e impide oportunidades; que exige ajustes oportunos y eficientes en variables económicas como las tasas de interés, los tipos de cambio y la reserva federal; y que acarrea efectos en los tipos y niveles de créditos, control de masa monetaria en circulación, y hasta en las formas de administración.

Los hechos muestran que la inflación perjudica y empobrece a muchos, y que limita condiciones actuales y perspectivas inmediatas.

Esto apenas empieza. Sin adecuadas soluciones, viene lo peor.

-Academico.IIESESUV

@RafaelAriasH

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