ANAVERSA a 31 años en tiempos de la 4T

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Por Ramón Rocha Manilla*

“Andar tras la verdad es la más hermosa de las empresas. Y quizá la más difícil. Encontrar la verdad histórica es a veces imposible. La historia la escriben los vencedores. A su manera”

Heberto Castillo

Poco después del inicio de la época política denominada Cuarta Transformación, el accidente por plaguicidas más grave en América cumple 31 años: después del siniestro en Bophal, India (1984) y Seveso, Italia (1976), el accidente ANAVERSA continua en la penumbra de la justicia social y el riesgo a la salud de los y las cordobesas y sus vecinos, representando aún un riesgo importante a la salud humana y ambiental, y representaría, de acuerdo a la lectura política, un pendiente de cualquier gobierno progresista.

Recién iniciado formalmente el periodo neoliberal, el 3 de mayo de 1991 se generó el coctel mortal de plaguicidas en el barrio de la Estación. Se calculan tan siquiera unas 2,000 familias afectadas, con 296 hospitalizados por intoxicación grave. No hay claridad con las muertes inmediatas, pero sí en las de complicación para respirar. En el momento del accidente, el personal de la fábrica, bomberos y otros auxilios no contaron con mascarillas de protección, usando solo cubrebocas. Los tóxicos quemados fueron mezcla de organoclorados y órganofosforados, entre otros.

Las estructuras del gobierno salinista, durante los años 1991, 92, 93 y siguientes, tanto desde la Secretaría de Agricultura, Medio Ambiente, y la de Salud, sofocaron el fuego del reclamo social, in-visibilizando a las víctimas, las cuales morían crecientemente hasta el punto más letal entre los años 1995 y 1996; de ahí la mortalidad aunque menor, ha sido constante. Por otra parte, Patricio Chirinos, quien fuera Secretario de Medio Ambiente en el salinismo y después, a partir de 1993 Gobernador de Veracruz, mantuvo control al reclamo social y borraba de todas formas la responsabilidad de supervisión gubernamental e impunidad empresarial, minimizando en los servicios de salud a los afectados, como lo hizo su antecesor Dante Delgado.

Los plaguicidas quemados hace 31 años se transformaron en impurezas como fosfágenos, furanos y dioxinas, altamente dañinos a la salud humana, y persistirán afectando tan siquiera hasta mediados de este siglo.

Estos daños son de lo más complejo y jamás presentados en algún evento similar. La azarosa mezcla entre plaguicidas del tipo de los organofosforados y organoclorados ha sido un coctel químico de variadas consecuencias.

Los organoclorados son compuestos de alta toxicidad en forma aguda como DDT y sus derivados, siendo más letales si son absorbidos de forma inhalatoria que por vía oral o por piel. La mayoría de intoxicados en ANAVERSA fue vía inhalatoria, afectando pulmones, corazón, sistema nervioso central, hígado y riñones. Estos químicos se acumulan en tejido graso, contraindicado en su manejo la ingesta de grasas, siendo indebidamente tratados por los Servicios de Salud de Veracruz otorgándoles a través del DIF, 1000 litros lácteos a los damnificados.

El primer intento en el periodo de la Cuarta Transformación veracruzana ocurrió en junio de 2019, cuando la diputada local Cristina Alarcón ingresó una iniciativa de punto de acuerdo para poner atención al caso y finalmente yo, en mi carácter de diputado local en mayo de 2021 integré a la JUCOPO un punto de acuerdo más amplio sobre el caso ANAVERSA. Ahora, Rosalinda Huerta Rivadeneyra, con la Asociación de Afectados, ha logrado la unanimidad del Cabildo cordobés, para reconocer a las víctimas y declarar el 3 de mayo como día de memoria por las víctimas del accidente ANAVERSA.

A pesar de la exigencia de la Asociación de Afectados, la Secretaría de Salud de los gobiernos neoliberales, no se interesó en hacer un seguimiento epidemiológico serio, a pasar de que reportamos el incremento de tumores malignos a partir de 1991 con cifras de la misma Jurisdicción 6 de Córdoba. De estas mismas cifras, se puede identificar el notado aumento de la Diabetes Mellitus 2, mayor del crecimiento nacional a partir de los noventa, el aumento en anemias que triplicaron por año de 1991 a 1995, y más aún, las anomalías congénitas, además de la morbimortalidad materna y perinatal. Junto con ello, el aumento de casos de Insuficiencia Renal, enfermedades de la piel y de las vías respiratorias en sus primeros años. Calculamos que, si la epidemia de COVID19 hubiera sido poco tiempo después al accidente, la mortalidad en Córdoba hubiera aumentado hasta 3,000 casos en dos años de la pandemia. Esto significaría que la tasa de mortalidad en Córdoba a consecuencia del accidente hubiera llegado a 18.75 (Sin COVID19 y sin intoxicación por ANAVERSA sería aproximadamente de 11.25). En este tema, la tasa de mortalidad aproximada a causa de la intoxicación por ANAVERSA de 1991 a 1996 fue del 9.6, esto en cifras es muy grave, mucho más que las muertes por COVID-19. Tenemos dudas si la alta tasa de mortalidad en Córdoba por la pandemia (de 2.22) hasta diciembre del año 2021, se vincule con los sobrevivientes intoxicados.

La grasa corporal de los cordobeses mantuvo los plaguicidas por muchos años, sin embargo, aunque ya se hayan metabolizado, los efectos nocivos sobre hígado, riñón, piel, sistema nervioso y sistema endócrino, hematopoyético (el formador de la sangre) podrían dar nuevos casos en los siguientes años, esto aunado a la contaminación ambiental por el Bisfenol A o los ftalatos generados por los plásticos, además del hollín de la quema de caña de azúcar, el plomo generado por el transporte público, mantendrá aumento en la hipertensión arterial, obesidad, diabetes, insuficiencia renal, cáncer, anemias y más en los siguientes 30 años.

Con este panorama, el gobierno de la Cuarta Transformación tiene un reto importante por lograr justicia social y aplicar el derecho a la salud humana y ambiental a los afectados por ANAVERSA; pero si esto no ocurre, no ocurrirá jamás.

*Médico Cirujano; profesor investigador de la BUAP.