Siguiente parada, elecciones en junio
Por Javier Solórzano Zinser
La siguiente parada política serán las elecciones en seis estados en junio.
Hay indicios de cuál podría ser el resultado. Todo indica que Morena va a llevarse al menos cuatro de las seis elecciones, el caso de Durango está dando muchas vueltas, en tanto que Aguascalientes difícilmente dejará de ser del PAN.
La decisión de los votantes suele pasar por lo que viven en sus comunidades. La dinámica nacional sin duda afecta, pero, derivado de lo que se vive en sus comunidades, es como suele darse la decisión de los y las votantes. Los votos pasan por los ánimos, por las evaluaciones hacia los gobernantes, por empatía con candidatos en donde cada vez pesan menos los partidos y por el singular proceso personal de premio o castigo por la forma en que los ciudadanos son gobernados.
Dos asuntos se presentaron estos días que pudieran ser considerados en la decisión ciudadana. Por un lado, está la revocación de mandato, la cual fue una importante apuesta presidencial. En algunos de los estados donde habrá elecciones, la participación fue, en comparación con otras entidades del país, menor; habrá que ver qué tanto el Presidente pesa en las elecciones.
Si bien el Presidente no estará en la boleta, su omnipresencia lleva a que esté en el imaginario colectivo, lo que lleva a que sus furibundos partidarios lo coloquen bajo cualquier pretexto como estandarte.
La revocación de mandato no logró captar la atención de la sociedad. La escasa participación es una manifestación de lo que los ciudadanos terminaron por ver y pensar sobre la consulta.
No logró meterse en el imaginario colectivo como parte de un proceso de un interés político, porque todo en su entorno fue motivo de confrontación.
No pareciera que la revocación de mandato pueda influir en los procesos electorales de mediados de año, como llegó se fue y no terminó por trascender en los ánimos ciudadanos. En los balances iniciales, el valor de la consulta está en la creación de mecanismos que crean antecedentes para exigir a los gobernantes cuentas de lo que hacen.
Sin embargo, en el aquí y ahora resultó poco importante, caro, confrontativo y al final, en sentido estricto, no nos llevó a ningún lado, porque la condición del Presidente no iba a cambiar en lo más mínimo. Al final terminamos con muchas más dudas que certezas, porque el ejercicio parecía que tenía que ver con algo que el Presidente quería hacer por razones personales más que una consulta que llevara a una evaluación sobre su gestión.
Sin conocer el desenlace del debate sobre la aprobación o no de la Reforma Eléctrica, todo indicaba que difícilmente sería aprobada. Cualquiera que fuera el resultado va a dejar secuelas políticas y nos va a confrontar aún más.
Si no se aprueba la reforma la oposición tendría motivos para suponer que alcanzó después de mucho tiempo algo así como un triunfo. Para el Presidente la no aprobación, por más vueltas que le vayan a dar, es una derrota. Tan veía venir este escenario el tabasqueño desde la semana pasada que habló de un plan B que consiste en enviar al Congreso una ley minera que incluye el tema del litio, el cual es todo un enigma, porque bien a bien no se sabe dónde está y cuál es su potencial real.
La siguiente parada política del país va a estar rodeada de muchos asuntos nacionales. A la oposición le cayó casi que de la nada un momento virtuoso, habrá que ver qué hace con él en las elecciones de junio y veremos si la dinámica nacional pesa en seis estados que terminó por ser el preámbulo para el 2024.
Por primera vez en el sexenio da la impresión que al Presidente lo poncharon en el Congreso y bateó un rodadito por primera el día de la consulta.
RESQUICIOS
Muchas interpretaciones se harán sobre lo sucedido en el Congreso, pero, como fuere, está representando la diversidad política. Andamos lejos de una democracia real como forma de vida, pero estos días se vio vida, intensidad, pluralidad y por momentos civilidad.