Quebradero

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La pluralidad

Por Javier Solórzano Zinser

Algunas ideas sobre el INE y la pluralidad. La pluralidad es una fortaleza de la condición humana. Sabernos iguales, pero distintos, es reconocer que a pesar de nuestras diferencias convivimos.

El respeto a los demás es un principio de la democracia, lo que significa aceptar los puntos de vista de los otros, independientemente de que los compartamos.

La importancia de la libertad de expresión radica en lo que significa en sí misma, pero también en reconocerla como un ejercicio que no es absoluto. No tenemos derecho a insultar a los demás bajo la defensa de la libertad de expresión, nuestras libertades son una forma de respetar y convivir.

La mayoría define los rumbos, pero es importante que como parte de la convivencia y la civilidad se respeten y atienda a quienes piensan distinto y entender y tener la convicción de que tienen mismos derechos y mismas obligaciones.

Muchos modelos se han ensayado en y para la política en la búsqueda de que prevalezcan los derechos de quienes piensan distinto, son los derechos de las minorías. Aceptarlo es un principio democrático haciendo a un lado la tentación de que a través de las mayorías se les pase por encima.

Las grandes decisiones en política se definen por razones democráticas en función de lo que deciden las mayorías, lo que no indica que otros pensamientos no merezcan ser atendidos y escuchados.

La pluralidad es un signo de convivencia y de madurez de las sociedades. Es lo que fortalece la democracia, porque al final se hace valer el principio del somos iguales, pero distintos.

Construir la pluralidad no es una tarea sencilla, porque a menudo la condición humana nos traiciona. Las filias y las fobias, el autoritarismo, la imposición y partir de que ciertos grupos son quienes tienen la verdad, rompe con la posibilidad de escuchar y convivir con los otros. La verdad, pongamos el concepto como una idea de códigos comunes, es un asunto que pasa por la colectividad. La verdad impuesta es sinónimo de autoritarismo y del rompimiento de la pluralidad.

La construcción y gestión de nuestra democracia a través de instituciones autónomas como el INE han buscado hacer valer lo que la sociedad decide, sin perder de vista los muchos puntos de vista que en torno a los procesos se manifiestan.

Los partidos políticos, por más que los veamos como un mal necesario, son los que instrumentan la democracia. A través de ellos se da la participación sin que representen necesariamente a toda la sociedad.

Sin embargo, es a través de ellos como se organiza la democracia. Si algo se ha tratado de hacer es a partir de que no hay pensamientos únicos, las minorías se han convertido en un elemento relevante porque crean equilibrios en el ejercicio del poder, pero sobre todo porque le muestran y manifiestan a la sociedad diferentes formas de pensamiento, más allá de la prevalencia democrática de las mayorías.

El INE es sin duda perfectible, pero es también una instancia de enorme valor porque es garante de cómo en la sociedad pueden tener voz y voto todos los pensamientos de la sociedad a través de los representantes políticos que son los partidos.

La democracia es sinónimo de los derechos de todos. Quienes hoy gobiernan pueden dejar de hacerlo en el siguiente proceso electoral, nunca se gana para siempre y nunca se pierde para siempre.

Perder la pluralidad que consagran las instituciones es la antesala de entrar en regímenes autoritarios y de mayorías avasallantes.

La propuesta de cambio puede terminar pasando por tentaciones autoritarias, por el sometimiento de la pluralidad y por los riesgos de pensamiento único.

Es tiempo de debatir no de imponer.

RESQUICIOS

Nos vamos al Mundial. Con dificultades el Tri está en Qatar, lo que permite atemperar el susto a las empresas que apoyan a la selección. Por ahora no hay futuro futbolero, quienes se echan a andar es doña tele, las marcas, las redes y la enésima esperanza del quinto partido; viviremos así hasta noviembre cuando llegue la terca realidad.