Quebradero

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La filtración y la bronca

Por Javier Solórzano Zinser

Nos hemos movido en el sexenio entre investigaciones periodísticas fundamentadas que evidencian irregularidades de toda índole al interior del gobierno, y en acciones, algunas de ellas pasan por el periodismo, que tratan de exponer a López Obrador sin importar lo que sea.

El Presidente no ha tenido la mejor de las lecturas de estos escenarios. Todo lo remite a sus “adversarios” o a la idea de que quien está detrás es el intento de tirar a su gobierno, lo que no le permite valorar las cosas en una dimensión que pase por la autocrítica y por los problemas concretos.

A lo largo del tiempo hemos visto cómo los presidentes en la medida en que avanza su sexenio reparten culpas como si al interior de su equipo y de sus estrategias no haya problemas, o no haya situaciones que deban ser vistas de manera crítica y autocrítica.

Cuando el problema se piensa que sólo está afuera se pierde la mirada para la gobernabilidad. Varios sucesos a lo largo del sexenio son prueba de ello, algunos temas pasan directamente por Palacio Nacional, pero la lectura que se les da apunta a lugares comunes del Presidente para referirse a quienes analizan y señalan al gobierno.

Las filtraciones sobre una ponencia de la Corte en relación a un tema que es de primer interés para el fiscal —la grabación de una conversación del fiscal y un alto funcionario de la dependencia— muestran grietas que no pueden pasar por alto ni pueden llevarse a lugares comunes para explicarlas.

No se duda que desde fuera se movieron piezas para evidenciar al fiscal y de manera indirecta al gobierno. Sin embargo, es probable que todo este lance pueda pasar por conflictos internos en el gobierno. Para llevar a cabo una filtración de esta naturaleza, tomando en cuenta que se trata de la Fiscalía, puede significar que todo salió del interior de la dependencia y de la Corte.

Es sabido que entre el fiscal y quien era el consejero jurídico de la Presidencia existía, quizá sigue existiendo, una confrontación imparable. Muchos asuntos que pasaban por la oficina de Julio Scherer se negociaban, se contenían o se resolvían. A partir de su salida muchos cabos han quedado sueltos en temas que estaban directamente bajo su responsabilidad.

Para ver hacia fuera hay que ver hacia adentro. Mientras se plantee que todo tiene que ver con estrategias conspiracionales se va perdiendo el sentido de la autocrítica que vendría muy bien por principio, y más en momentos como los que se están viviendo en donde el Presidente anda en lo que podríamos llamar “transición de su popularidad”.

López Obrador debe tener una visión integral sobre el caso Gertz, porque por más que sea utilizado en su contra debe saber que todo lo que está sucediendo pasa por un conflicto de interés y por filtraciones al interior del Estado, que pueden reflejar grietas que alcancen a su gobierno.

El caso Gertz además pasa por una controversia familiar. Siendo el fiscal juez y parte lo coloca en una posición de ventaja en un litigio sobre su hermano fallecido.

Estamos en medio de escenarios que merecen la mayor de las atenciones. La confusa bronca en el estadio de La Corregidora muestra vertientes delicadas por la eventualidad de que haya participado la delincuencia organizada, lo cual lleva a dos elementos igual de importantes: la presencia formal en los estadios de jóvenes ligados a estos grupos y la evidencia de que en el futbol mexicano se han metido los cárteles.

Ver estos problemas de manera integral, más allá del “pasado neoliberal”, debe ayudar a enfrentarlos. Son temas que sin dudar tienen factores externos que influyen, pero algo pasa adentro que se tiene que atender desde la gobernabilidad.

RESQUICIOS

Este día será de protestas, manifestaciones, enconos y exigencias. No va a ser como el gobierno quiere que sea, va a ser como muchas mujeres lo decidan en las calles del país. Será un martes complicado, intenso y doloroso, como es la vida de las mujeres en México.